Vida y la edificación como se presentan en Cantar de los cantares, La, por Witness Lee

SER SUBYUGADOS

¿Pueden ver el cuadro? Es correcto que amemos al Señor, pero no debemos hacerlo a nuestra manera ni conforme a nuestra intención. Nuestra voluntad tiene que ser subyugada por Su voluntad. Sencillamente amarlo a Él no es suficiente. Amarlo nos acarreará muchos problemas. Por lo tanto, necesitamos que nuestra voluntad sea subyugada. La persona a quien amamos tiene la personalidad más fuerte. Él nunca será subyugado, ni nunca podrá serlo. Por consiguiente, somos nosotros quienes tienen que ser subyugados.

El Señor no se apareció a ella conforme a su manera ni conforme a su intención. Fue cuando ella se sintió desilusionada que Él de repente se le apareció. No obstante, cuando ella encontró al Señor, se asió de Él y no lo dejó. Esto nos muestra el carácter fuerte de ella. Aún era tan fuerte que se asió del Señor conforme a su manera. Todo este cuadro nos muestra a una persona que aún no ha sido subyugada. En efecto, nosotros amamos al Señor, pero nunca hemos sido subyugados. Es maravilloso amar al Señor; sin embargo, esto nos acarreará problemas. Y los problemas únicamente serán resueltos cuando seamos subyugados. Por lo tanto, tenemos que ser subyugados y hechos conformes a Su personalidad, Su voluntad, Sus intenciones y Su meta. De lo contrario, constantemente tendremos una controversia con el Señor.

El principal problema entre los esposos y las esposas en la vida matrimonial son las controversias entre ellos. Las esposas aman a sus esposos, pero los aman conforme a su manera. Los esposos tienen su manera de hacer las cosas, y las esposas tienen la suya. Debido a que las esposas nunca están dispuestas a someterse a la voluntad de sus esposos, surgen los problemas. Es por ello que en la ceremonia de bodas la novia siempre tiene la cabeza cubierta, demostrando con ello que debe someterse.

No existe otra forma de tomar a Cristo como vida que no sea amándolo como una persona. Y si hemos de amarlo como una persona, tenemos que ser subyugados. Éste es el único problema entre Él y nosotros. Podríamos decir que no existe otro problema. El problema es que no estamos dispuestos a someternos, y el Señor Jesús nunca se someterá a nosotros. Él es humilde, amable y tierno, pero nunca se someterá a nosotros. Él es el Señor; Él es el Rey; y Él es la Cabeza. Nosotros debemos someternos a Él. Es por ello que digo que todos estos versículos tan emocionantes, a la postre revelan algo bastante desalentador.

Vemos a una persona que ama al Señor; sin embargo, entre ella y la persona que ella ama surge una controversia. ¿Consideran que asirse tan fuertemente del Señor es algo positivo o negativo? Por un lado es positivo, pues ella está asiéndose del Señor. Pero por otro, no es positivo, pues revela lo fuerte que ella es. El Señor podría decirle: “Por favor, déjame en libertad. Suéltame. No te aferres a mí con tanta fuerza”. Pero debido a que tiene una personalidad tan fuerte, ella se aferra al Señor con todas sus fuerzas y le dice que no lo soltará.

(Vida y la edificación como se presentan en Cantar de los cantares, La, capítulo 3, por Witness Lee)