Vida y la edificación como se presentan en Cantar de los cantares, La, por Witness Lee

SU NARIZ ES COMO LA TORRE DEL LÍBANO

Después de hablar de los ojos, el Señor la alaba por su nariz: “Tu nariz, como la torre del Líbano, que mira hacia Damasco” (7:4). Hasta ahora, el Señor nunca había mencionado nada de su nariz. Su nariz es como la torre del Líbano. Sabemos que una torre es algo elevado, y el Líbano significa ascensión. Por lo tanto, su nariz ha sido elevada por la ascensión del Señor. La función de la nariz es oler. Hay muchas cosas que no podemos ver, tocar o escuchar, pero sí las podemos oler. Aquel que labora con el Señor no puede ser engañado. A él no le interesa tanto lo que usted dice, sino cómo usted huele. A él no le interesa la apariencia externa de las cosas, sino su olor interno. Tal vez usted le diga que todo está bien, pero él de inmediato percibirá que algo no está bien, que algo no es genuino ni está en armonía con el Señor. Quizás no pueda decirle exactamente lo que está mal, pero sabe que definitivamente algo está mal, porque su nariz es como una torre. Ésta es la salvaguardia de la obra del Señor. Es muy difícil engañar a aquel que ha obtenido un logro como éste. Usted podrá decirle una verdad o una mentira. Para él, no hay diferencia; ambas son iguales. No se trata de la apariencia externa de las cosas, sino de su olor. Para que la obra del Señor sea salvaguardada, necesitamos tener una nariz tan elevada como la torre del Líbano.

(Vida y la edificación como se presentan en Cantar de los cantares, La, capítulo 13, por Witness Lee)