ANUNCIA EL NOMBRE DEL PADRE
¿Alguna vez escucharon un mensaje en el que se les dijo que el Señor Jesús canta alabanzas a Dios? En Hebreos 2 hay un versículo (v. 12), una cita de Salmos 22:22, que dice: “Anunciaré a Mis hermanos Tu nombre, en medio de la iglesia te cantaré himnos de alabanzas”. He aquí el propio Señor Jesús declarando: “Anunciaré Tu nombre”, es decir, el nombre del Padre. Y después dice: “En medio de la iglesia te cantaré himnos de alabanzas”. ¿En qué momento el Señor declaró el nombre del Padre a Sus hermanos? ¿Cuándo fue que el Señor cantó himnos de alabanza a Su Padre? ¿Habían ustedes reflexionado sobre esto? Fijémonos en el salmo 22, donde estas palabras fueron dichas originalmente.
La primera parte de este salmo trata sobre la crucifixión de Cristo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (v. 1). Cuando el Señor Jesús estaba en la cruz, Él clamó con estas mismas palabras (Mt. 27:46), y Su clamor fue causa de asombro para todos aquellos que le escucharon. Él citaba Salmos 22:1 y también lo cumplía. En el versículo 16 de este salmo leemos: “Horadan mis manos y mis pies”, y el versículo 18 declara: “Reparten entre sí mis vestidos, / y sobre mi ropa echan suertes”. Estos versículos relacionados con la muerte del Señor hallan su cumplimiento en los cuatro Evangelios donde son citados (Lc. 23:34; Mt. 27:35). Después, un tanto abruptamente, se inicia la segunda parte de este salmo en el versículo 22, donde el Señor declara: “Anunciaré a mis hermanos Tu nombre”. ¿Qué es esto? Esto tuvo su cumplimiento en la resurrección del Señor. Después de la crucifixión, que se describe en la primera parte del salmo 22, en la segunda parte se nos habla sobre la resurrección. Mientras Él estaba en la cruz, clamó a gran voz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”, pero después en Su resurrección Él declaró el nombre del Padre a Sus hermanos. En la mañana del día de la resurrección, tal como se relata en Juan 20:17, Jesús le dijo a María: “Ve a Mis hermanos, y diles: Subo a Mi Padre y a vuestro Padre, a Mi Dios y a vuestro Dios”. Jesús no le dijo a María: “Ve a Mis discípulos”, ni tampoco: “Ve a Mis amigos”, sino “Ve a Mis hermanos”. Antes del día de la resurrección, ningún ser humano era hermano de Cristo, el Hijo de Dios. Fue en Su resurrección que todos los discípulos, todos Sus creyentes, se convirtieron en Sus hermanos. Así que, Él le dijo a María: “Ve a Mis hermanos”. Mediante la resurrección de Cristo, Dios nos engendró (1 P. 1:3), Dios nos regeneró y nos hizo hijos Suyos; así que, hemos llegado a ser los hermanos del Señor. Fue entonces que Él declaró el nombre del Padre a Sus hermanos.
(Cómo reunirnos, capítulo 13, por Witness Lee)