Cómo reunirnos, por Witness Lee

DEBEMOS REUNIRNOS PARA EL CRISTO ASCENDIDO EN FE

Aquí en Los Ángeles tenemos muchas reuniones con el Cristo resucitado, pero en ciertas ocasiones también hemos tenido reuniones para el Cristo ascendido. Ahora tenemos que ejercitarnos más a fin de aprender no solamente a reunirnos con el Cristo resucitado, sino especialmente a reunirnos para el Cristo ascendido. Reunirse con el Cristo resucitado es fácil, y en tales ocasiones podemos percibir la presencia del Señor. No es difícil tener el sentir de que el Cristo resucitado está presente. Pero cuando nos reunimos para el Cristo ascendido, con frecuencia resulta difícil tener tal sentir. Todos podemos testificar que muchas veces tenemos el sentir de la presencia del Cristo resucitado, pero no tenemos el sentir de que estamos en los cielos junto con el Cristo ascendido. Para esto se requiere una fe viva. Para reunirnos con el Cristo resucitado es posible que tengamos cierta percepción de ello, cierto sentir, pero para reunirnos con el Cristo ascendido tal sentir no es necesario, sino que necesitamos fe. Es posible percibir algo del Cristo resucitado, porque Él está aquí; pero ¿cómo podríamos percibir algo del Cristo ascendido? ¿Cómo podríamos tener el sentir que corresponde a alguien que está en los cielos si nosotros estamos aquí en la tierra? Como verán, esto tiene que ser realizado por medio de la fe. Todos nosotros tenemos que ejercitar nuestra fe a fin de reunirnos para el Cristo ascendido.

Hoy en día el cristianismo ha convertido este asunto concerniente al Cristo ascendido en algo que depende de nuestros sentimientos. Hay quienes le dirán que uno tiene que orar y ayunar por tres días y tres noches, y entonces algo grande será derramado sobre uno, con lo cual obtendremos cierta clase de sentir. Algunos cristianos muy queridos gustan de hacer énfasis en el caso de los samaritanos en Hechos 8 así como en el caso de los efesios en Hechos 19 procurando demostrar que cuando somos salvos es necesario tener una experiencia maravillosa y hablar en lenguas. Pero jamás debiéramos olvidar el principio que la primera mención de un asunto lo establece. El primer grupo de personas que fueron salvas, tal como se nos relata en el libro de Hechos, fueron los tres mil que fueron salvos el día de Pentecostés (2:41). Al respecto, se deja constancia en Hechos 2, donde se abarca un buen número de puntos importantes, pero no se dice nada con respecto al hablar en lenguas. No obstante, ¿no creen ustedes que ellos estaban verdaderamente llenos del Espíritu? ¡Ciertamente lo estaban!

(Cómo reunirnos, capítulo 7, por Witness Lee)