IMPLEMENTAR LAS DECISIONES DE LA IGLESIA
Inmediatamente después, en el versículo 18, el Señor Jesús dijo algo sobre la manera en que la iglesia ejerce su autoridad. Él dijo: “De cierto os digo que todo lo que atéis [vosotros, la iglesia] en la tierra, habrá sido atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, habrá sido desatado en el cielo”. Ésta es la autoridad que el Señor le dio a Pedro en el capítulo 16. La Iglesia Católica Romana afirma que esta autoridad le fue dada únicamente a Pedro, así que hoy únicamente el supuesto “sucesor de Pedro”, el Papa, tiene tal autoridad. Pero no le prestan la debida atención al hecho de que en el capítulo 18 esa misma autoridad le fue dada a la iglesia, a la iglesia entera. La iglesia tiene autoridad para atar. ¿Para atar a quién? A aquel que rehúsa oír a la iglesia. Lean nuevamente el contexto y verán que éste es el significado de estas palabras. La iglesia tiene la autoridad para atar a esta persona que se rehúsa oír a la iglesia.
¿Cómo se podría implementar esta decisión? ¿De qué manera podría la iglesia hacer cumplir esta decisión? Por medio de lo que indican los versículos 19 y 20, es decir, por medio de los santos que se reúnen para orar sobre este asunto. Al leer el contexto de estos versículos, se verá que éste es el significado correcto. Se podrá ver que el Señor hizo referencia al hecho de reunirse, porque ejercer la autoridad de la iglesia a fin de atar a aquel que disiente no es algo que corresponda a un individuo, sino a la iglesia, al Cuerpo como entidad corporativa. El Cuerpo tiene que implementar esta decisión. ¿De qué manera? Por medio de la oración. Los santos tienen que reunirse para orar a fin de que la iglesia pueda hacer cumplir lo que la iglesia decidió. Esto nos muestra que las reuniones de los creyentes tienen que ser algo que es propio de la iglesia.
(Cómo reunirnos, capítulo 1, por Witness Lee)