Cómo reunirnos, por Witness Lee

LA RELACIÓN QUE 1 CORINTIOS 12—14 GUARDA CON TODO EL LIBRO

Teniendo presente lo que hemos dicho, quisiera presentarles un cuadro completo de 1 Corintios. Estos tres capítulos sobre los cuales estamos reflexionando, los capítulos del 12 al 14, no son un pasaje aislado, sino simplemente una parte del mensaje de 1 Corintios; por lo cual, tenemos que ver la relación que este pasaje guarda con el libro en su totalidad. Echemos un vistazo a vuelo de pájaro de todo este libro, lo cual se demostrará crucial para poder entender estos tres capítulos.

En el capítulo 1 se nos dice que fuimos llamados a la comunión de Cristo (v. 9). Esto quiere decir que fuimos llamados por Dios a disfrutar a Cristo. Después, se nos dice que Cristo es la sabiduría de Dios y el poder de Dios y que, como tal, Él es nuestra justicia, santificación y redención (vs. 24, 30). El capítulo 2 nos dice que este Cristo, quien es la sabiduría y el poder de Dios y que, como tal, es nuestra justicia, santificación y redención, es las profundidades de Dios (vs. 2, 7, 10); y que si hemos de conocer en nuestra experiencia todas las profundidades de Dios, es imprescindible que estemos en nuestro espíritu, que seamos espirituales (vs. 14-15). Luego avanzamos hasta el capítulo 6, donde se nos dice que “el que se une al Señor, es un solo espíritu con Él” (v. 17). Somos un espíritu con este Cristo, quien es el poder de Dios, la sabiduría de Dios, y quien también es justicia, santificación y redención para nosotros. De hecho somos uno con Él en espíritu. Luego el capítulo 10 nos dice que Cristo es nuestro alimento y nuestra bebida (vs. 3-4); Él es nuestro disfrute. Finalmente, en el capítulo 15, se nos dice que este mismo Cristo fue hecho el Espíritu vivificante.

Cuando consideramos todos estos aspectos en conjunto, obtenemos una visión completa del pensamiento del apóstol en 1 Corintios. En el corazón mismo de este libro tenemos la sección comprendida por los capítulos del 12 al 14, en la cual se tratan las reuniones y los dones. Esto nos revela que si hemos de manifestar los dones, si hemos de reunirnos de la manera apropiada, tenemos que experimentar a Cristo y disfrutarle tal como este libro nos lo presenta; sólo entonces manifestaremos en nuestro diario andar a este Cristo que es vida en nuestro espíritu. Cuando nos reunimos, únicamente necesitamos ejercitar nuestro espíritu para profetizar algo de Cristo. Cuando nos reunimos, podemos decir algo de Aquel a quien hemos experimentado y disfrutado en nuestro diario vivir. Es de esta manera que nosotros nos reunimos.

Podemos decirlo de esta manera. Según el contexto de 1 Corintios, la manera apropiada de reunirnos consiste en, primero, manifestar un diario andar en el que Cristo es nuestra vida, Cristo es nuestro disfrute y Cristo es nuestro todo. Entonces se manifestará entre nosotros el amor mismo. El amor no es otra cosa que la expresión de Cristo como nuestro vivir. Esto incluye paciencia, mansedumbre, perseverancia, longanimidad, humildad y todas las virtudes propias de la vida cristiana. El amor lo incluye todo. El amor es simplemente Cristo expresado a través de nosotros como nuestro vivir. El amor nunca deja de ser, porque el amor es Cristo mismo. A veces, en 1 Corintios 13, tenemos que reemplazar la palabra amor con Cristo. “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo a Cristo, vengo a ser como bronce que resuena...”. “Cristo nunca deja de ser [...] el mayor de ellos es Cristo”. Él es el camino más excelente, ¡alabémosle!

Jamás podremos levantarnos a profetizar en las reuniones de una manera apropiada a menos que tomemos a Cristo como nuestra vida en nuestro diario andar. Si no estamos disfrutando a Cristo como nuestra vida día tras día, será imposible para nosotros profetizar en las reuniones. Si pudiéramos hacerlo, simplemente estaríamos fingiendo. A veces, cuando he ofendido a mi esposa aunque sea sólo levemente, he tenido que pedirle disculpas y procurar su perdón antes de poder venir a la reunión; de otro modo, me sería muy difícil levantarme a ejercer mi función en la reunión. Si no resuelvo el problema, tengo una clase de agujero en mi conciencia. Por un lado, aliento a todos a profetizar, a desempeñar su función en las reuniones; pero a veces simplemente no podemos hacerlo, debido a que no solamente hay un agujero en nuestra conciencia, sino varios. ¿Cómo podrá alumbrar una bombilla que está agujereada? Si nuestra conciencia no está completamente cubierta por la sangre, no tendremos la valentía para levantarnos a profetizar. A veces me han preguntado cómo es que puedo ser tan osado y firme al hablar en las reuniones. Esto se debe a que mi conciencia está libre de toda ofensa. Esto no quiere decir que yo sea perfecto, sino que he sido limpiado y purificado por la sangre que nos limpia. Haga usted la prueba. Supongamos que hoy usted dijo algunas mentiras, no grandes mentiras sino mentiras aparentemente insignificantes. Procure ponerse de pie en la reunión para desempeñar alguna función. Si consiguiera hacerlo, simplemente estaría fingiendo. Nuestra práctica de profetizar en las reuniones depende de que vivamos por Cristo en nuestro diario andar. Todos podemos profetizar, pero profetizar en las reuniones depende de que vivamos por Cristo. Si no tomamos a Cristo como nuestra vida en nuestro diario andar, nos será muy difícil profetizar en las reuniones.

(Cómo reunirnos, capítulo 9, por Witness Lee)