DARLE AL SEÑOR
LA MEJOR COOPERACIÓN
Al respecto, es necesario que le brindemos al Señor la mejor cooperación. Ya usé a manera de ilustración las carreras de tres piernas. Si mi compañero en esta carrera es muy capaz y hábil, pero yo soy lento y torpe, no podré cooperar bien con él. Él estará atado a mí. ¿Se han dado cuenta de que ustedes siempre han atado a Cristo? Él es su compañero, y ustedes Sus socios, pero ¿qué clase de socios son? Cuando ustedes vienen a las reuniones y Él desea cantar dentro de ustedes, ¿le brindan ustedes la coordinación adecuada? ¿O más bien cierran la boca y apagan el espíritu? De ser así, Él está prisionero en ustedes. ¿Cómo entonces podría Él cantar himnos de alabanza en medio de la iglesia? No obstante, es posible que ustedes abran sus labios y canten en espíritu, y sin duda alguna, Jesús cantará dentro de nosotros. Pero es posible que nuestros cánticos sean muy deficientes, carentes del contenido adecuado, pues todavía no tenemos el hábito de elevar alabanzas más elevadas. Hemos aprendido a decir: “¡Aleluya! ¡Oh Señor! ¡Jesús es el Señor!”; y esto es bueno, pero tenemos que comprender que esto es simplemente el abecé, que corresponde al primer grado. ¿Podríamos alabar con un salmo como el salmo 68? “Levántese Dios, sean dispersados Sus enemigos”; “Has subido a lo alto; has llevado cautivos a los que estaban bajo cautiverio”; “Los reyes de los ejércitos huyen. / ¡Huyen! / Y la que se queda en casa / reparte el botín” (vs. 1, 18, 12). ¿Podríamos alabar así? Espero que algún día cantemos como salmo todo el libro de Hebreos.
Hermanos y hermanas, examinemos nuestras alabanzas. En un sentido, alabamos poco y, en otro sentido, somos muy pobres en las expresiones con las que alabamos. No solamente tenemos que conocer a Cristo como Aquel que, en todo aspecto, es superior a todo; no solamente tenemos que laborar para entrar en la buena tierra y en el pleno disfrute de Cristo, ni solamente tenemos que asistir repletos de Sus alabanzas a nuestras reuniones, sino que además tenemos que poner en práctica componer nuestras alabanzas con base en el nuevo vocabulario que describe nuestras experiencias de Cristo. Tenemos que poner esto en práctica. Practiquen alabar a Cristo con base en las experiencias que han tenido de Él; así se habituarán a ello y, cuando vengan a las reuniones, alabarán con frases, palabras y expresiones más ricas y elevadas. ¡Oh, cuánto necesitamos esto! Ésta es la mejor manera de fortalecer nuestras reuniones, elevarlas y hacer que éstas sean muy convincentes y llenas de vida. ¿Pondrán esto en práctica?
Hemos estado examinando el libro de Hebreos por largo tiempo. Debemos alabar al Señor en conformidad con dicho libro, un libro en el cual hallamos abundante contenido para nuestras alabanzas, desde el primer capítulo al último. Por tanto, por medio de Él, mediante el Cristo revelado en este libro, ofrezcamos a Dios sacrificio de alabanza. Es relativamente fácil simplemente abrir nuestros labios en la reunión para liberar nuestro espíritu, pero es más difícil componer nuestras alabanzas con expresiones más ricas procedentes de las experiencias de Cristo descritas en este libro. Tenemos que poner esto en práctica. Si lo hacemos, nuestras reuniones serán completamente diferentes; seremos liberados de la manera tradicional de reunirnos y seremos como aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, que cantaban un cántico nuevo que ningún otro podía aprender.
Hijo de Dios eres, Señor,
Su expresión perfecta;
En Ti nos habla nuestro Dios
En forma tan completa.
Tú eres nuestro mismo Dios,
Su resplandor de gloria;
La imagen de Su interno ser,
En Ti está Su historia.
Como hombre tienes Tú también
Naturaleza humana;
Gustaste muerte Tú por mí,
De Ti la vida emana.
Tu muerte destruyó a Satán,
Y de ella nos libraste;
En vida santificarás,
A gloria nos llamaste.
Superior eres a Moisés,
Apóstol con más gloria;
Como a la casa el constructor
Es digno de más honra.
También más digno que Aarón,
La misma ofrenda eres;
Entraste al cielo para ser
Tal Sumo Sacerdote.
Lograste un pacto superior
Con Tu preciosa sangre;
El nuevo testamento así
Por nosotros ganaste.
Autor y el Consumador
De la fe verdadera,
Nos sujetamos en amor
A Ti con fe sincera.
Inigualado eres, Jesús,
Nuestro único tesoro;
Completo y perfecto Tú,
Precioso más que el oro.
(Himnos, #86)
(
Cómo reunirnos, capítulo 17, por Witness Lee)