Cómo reunirnos, por Witness Lee

LA MANERA DE EJERCITAR NUESTRO ESPÍRITU

¿De qué manera, entonces, podemos entrar en acción y tomar la iniciativa en nuestro espíritu? Alabado sea el Señor que en estos dos capítulos se nos muestran dos maneras de hacerlo. La primera es simplemente al decir: “¡Señor Jesús!”. “Nadie puede decir: ¡Jesús es Señor!, sino en el Espíritu Santo” (12:3). En otras palabras, siempre que verdaderamente clamamos: “¡Señor Jesús!”, esto implica que estamos en el Espíritu. De hecho, hay versiones de la Biblia que traducen este versículo de esta manera: “Nadie puede decir: ¡Jesús es Señor!, sino por inspiración del Espíritu Santo”. Otras versiones traducen: “Nadie puede decir: ¡Jesús es Señor!, sino en el poder del Espíritu Santo”. Si bien los términos para referirse a tal inspiración o poder no se encuentran en el texto original en griego, éstos comunican el verdadero significado de lo que aquí se dice. Estar en el Espíritu verdaderamente significa ser partícipes del poder e inspiración del Espíritu Santo. Cuando uno dice: “Señor Jesús”, participa de la inspiración del Espíritu Santo. No es necesario que esperemos por la inspiración, sino que ya somos partícipes de la misma. Todos tenemos que aprender a decir: “Señor Jesús” en las reuniones, en nuestro hogar y miles de veces al día. Espero que las hermanas, mientras están en el supermercado comprando víveres, digan “Señor Jesús” muchas veces. Mientras recorren los pasillos considerando lo que deben comprar, ellas deberían decir “Señor Jesús”. Todos tenemos que decir esto. Si estamos a punto de enojarnos, tenemos que clamar: “¡Oh, Señor Jesús!”, entonces nuestro mal genio desaparecerá. No tenemos necesidad de leer tantos libros para ser hechos santos. Créanme que ustedes pueden llegar a ser santos simplemente al decir: “Señor Jesús”. Siempre que exclamamos: “Señor Jesús”, estamos en el Espíritu Santo. ¡Esto es maravilloso!

Después, en las reuniones, la segunda manera de ser guardados en el Espíritu Santo es profetizar. Estar en el Espíritu Santo significa profetizar. Pero tenemos que darnos cuenta que profetizar no solamente significa predecir el futuro. De manera general, profetizar tiene tres acepciones: 1) predecir el futuro o anunciarlo de antemano; 2) hablar en representación de otros o decir algo por ellos; y 3) poner a algo o alguien de manifiesto o proclamarlo y anunciarlo. Éstos son los tres significados que encierra la palabra profetizar en el Nuevo Testamento. En Romanos 12 así como en 1 Corintios 14, profetizar significa principalmente “hablar en representación de otros”; no alude mucho a los otros dos significados. Profetizar significa decir algo por Cristo; profetizar verdaderamente es hablar por el Señor. Tal vez usted no pueda hablar en lenguas, pero sí puede profetizar; puede decir algo por el Señor en las reuniones. Todos pueden hacer esto. En 1 Corintios 14:31 se nos dice: “Podéis profetizar todos”. Todos podemos profetizar; todos podemos decir algo por Jesús. Les confieso que yo no puedo cantar muy bien, pero puedo decir muchas cosas por Cristo. Hermanas, ustedes pueden decir algo por el Señor. Alabado sea el Señor, ustedes pueden profetizar. Yo puedo decir algo por el Señor Jesús en todo tiempo. Mientras tenga aliento, puedo decir algo por el Señor. Ésta es la verdadera profecía. Lean 1 Corintios 14 una y otra vez, y comprobarán que éste es el verdadero significado de este pasaje.

Por tanto, la manera de reunirse es estar en el nombre del Señor Jesús, y la manera de estar en la realidad del nombre del Señor Jesús es estar en el Espíritu. Para estar en el Espíritu es necesario que ejercitemos nuestro espíritu, porque el Espíritu Santo es uno con nuestro espíritu. Y la manera de ejercitar nuestro espíritu en las reuniones es clamar: “¡Señor Jesús!” y profetizar, es decir, hablar por Cristo el Señor.

(Cómo reunirnos, capítulo 8, por Witness Lee)