LOS CRISTIANOS TIENEN A CRISTO
EN SU INTERIOR COMO SU VIDA
La mayoría de las personas tiene el concepto de que un cristiano es alguien que guarda reglas y normas, tiene un alto nivel moral, y es honesto y recto. Aunque esto es bueno, tal persona no es estrictamente un cristiano sino un moralista. Lo que determina si alguien es un cristiano no es si tiene un comportamiento apropiado y elevado, sino si tiene a Cristo viviendo en él. Un cristiano es una persona que tiene a Cristo en él como vida.
Por lo general, pensamos que si una persona es espiritual, será mansa, no se enojará, hablará con amabilidad, no actuará apresuradamente ni se irritará. Sin embargo, debemos entender que una persona así de calmada y de tan buen humor es simplemente una escultura. Por supuesto, hay algunas personas que por nacimiento son calmadas, sobrias y de buen genio. Por ejemplo, imaginémonos una madre que tiene varios hijos y que todos ellos son malcriados y rebeldes. Todo el mundo se enoja con ellos, menos la madre; por mal que se porten, ella conserva su compostura. ¿Es ella una persona espiritual? No, no lo es; pues ella es así por nacimiento. Por consiguiente, no podemos juzgar si una persona es espiritual o no basándonos en su apariencia. No todo lo que alumbra es una lámpara eléctrica. Por lo tanto, debemos preguntarnos cuál es la fuente.
Algunas personas son calmadas por nacimiento, otras aprenden a ser calmadas, y otras simplemente fingen serlo. La expresión y actitud que manifiesta una persona no necesariamente indica que ella sea espiritual. Si queremos saber si alguien es verdaderamente espiritual, tenemos que indagar respecto a cuál es la fuente de su expresión y actitud: ¿es Cristo o es él mismo?
Manifestar una actitud de calma por nosotros mismos es completamente distinto de manifestar una actitud de calma en virtud de Cristo. Únicamente somos verdaderos cristianos cuando tenemos a Cristo como nuestra vida y cuando expresamos nuestra calma por medio de Cristo. Una persona que simplemente manifiesta en su vivir virtudes tales como la calma, la mansedumbre y el decoro, no necesariamente es un cristiano. Sólo una persona que vive en virtud de Cristo es un cristiano. Muchos cristianos son verdaderamente calmados, mansos y apropiados; tienen un nivel de moralidad elevado y son las mejores personas de entre todos los hombres. Éstos son los cristianos que viven en Cristo. Su vivir, su andar diario y su comportamiento son muy contundentes. Por consiguiente, no podemos juzgar a un cristiano únicamente por su vivir exterior; debemos también juzgarlo por su vida interior. Una persona es un cristiano genuino únicamente si Cristo vive en él y si Cristo es su vida. Debemos tener siempre presente este principio, éste es el punto principal.
(Cristo crucificado, El, capítulo 11, por Witness Lee)