Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, El, por Witness Lee

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EL AIRE VIVIENTE

Como Espíritu, Él está tan disponible que podemos inhalarlo, y podemos recibirlo tan fácilmente. ¿Cómo entonces lo inhalamos? La Biblia nos dice en Romanos 10:12 que el Señor es rico para con todos los que invocan Su nombre. Por lo tanto, lo inhalamos simplemente al invocarle, diciendo: “¡Oh, Señor Jesús, oh, Señor Jesús, oh, Señor Jesús!”. Es por eso que cada vez que alguien invoca el nombre del Señor Jesús, algo sucede. Igualmente, si usted sólo invoca Su nombre, no volverá a ser la misma persona. No es que usted decida corregirse a sí mismo, sino que algo ocurre en su interior, y usted experimenta un cambio. A veces el cambio ocurre inmediatamente; otras veces ocurre al cabo de unas horas o de unos días. Esto no es una religión, ni tampoco es algo psicológico. ¡Éste es Jesús! Cuando usted invoca Su nombre para inhalarle, Él, como persona viva que es, entra en usted. Si las ondas eléctricas que están en el aire son reales, Jesús es aún más real. Hoy en día, en toda la tierra, Jesús como Espíritu vivificante es muy real. Cada vez que alguien en cualquier lugar de la tierra dice: “Señor Jesús, oh, Señor Jesús”, inhala el aire viviente. ¡Éste es nuestro maravilloso Jesús!

Algunos quizás pregunten: “¿No está Jesús en el cielo?”. Sí, Él está allí. Pero todos debemos saber que el Jesús que está en el trono en el tercer cielo a la diestra de Dios es hoy muy real en la tierra como Espíritu. Él es omnipresente. Nosotros no podemos limitarlo a un solo lugar. Él está en todas partes al igual que el aire; Él está tan disponible a nosotros como el aire. Ahora mismo, dondequiera que estemos, si invocamos diciendo: “Oh, Señor Jesús, oh, Señor Jesús”, algo sucederá, y recibiremos algo. Además, ese algo jamás lo podremos rechazar. ¡Aleluya! Jesús es tan real, tan viviente y está tan disponible a nosotros.

Ya vimos en el Evangelio de Juan que en el principio Él era la Palabra que era Dios. Luego Él se hizo carne para ser el Cordero de Dios y cargar con los pecados del mundo. Esto fue lo que hizo. Él efectuó la redención en la cruz hace casi dos mil años. No obstante, ése no era Su propósito final. En última instancia Su propósito era obtener la novia. Es cierto que Él vino para salvarnos a nosotros los pecadores, pero ésa no era Su meta; Su meta era obtener la novia.

(Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, El, capítulo 3, por Witness Lee)