INVOCAR EL NOMBRE DEL SEÑOR
No importa qué diga la gente, a nosotros nos encanta invocar el nombre del Señor. Esto realmente es beber del agua viva. Si estamos en tinieblas, la mejor manera de salirnos de esas tinieblas es invocar el nombre del Señor. Si estamos en problemas, la mejor manera de salir de esa situación es invocar el nombre del Señor. Si tan sólo invocáramos por tres minutos, ¡estaríamos en el tercer cielo! La mejor manera de vencer nuestro mal genio es no tratar de vencerlo; cuanto más intentemos vencer nuestro mal genio, más seremos vencidos. La mejor manera de poner fin a nuestro mal genio es invocar: “¡Oh Señor Jesús, oh Señor Jesús, oh Señor Jesús!”. Finalmente, nuestro mal genio se irá. Esto no es algo supersticioso. La próxima vez que tenga un problema, intente invocar el nombre de Platón y diga: “¡Oh Platón, oh Platón!”. Nada sucederá. En cambio, cuando invoque el nombre de Jesús, experimentará un verdadero consuelo, fortaleza y frescura. Esto se debe a que el nombre de Jesús es la persona. El nombre representa a la persona, ¡y el Señor Jesús es una persona real, viviente, cercana, presente y disponible! Cada vez que le invocamos, Él está allí para ser nuestro suministro.
(Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, El, capítulo 17, por Witness Lee)