FUIMOS PUESTOS EN UNA POSICIÓN DE BEBER
Por medio del bautismo en el Espíritu Santo, todos fuimos puestos en Cristo. De este modo, fuimos puestos en el lugar más propicio para Su obra. Su intención no es simplemente ponernos en Sí mismo, sino ponernos en Sí mismo para llevar a cabo Su obra dentro de nosotros. Después de ponernos en Sí mismo, Él empezó Su obra en nuestro interior. Esto es semejante a una escuela. Primeramente, somos matriculados, y después entramos en la escuela. La admisión a la escuela consiste en ponernos en el lugar correcto para que la escuela trabaje con nosotros.
En 1 Corintios 12:13 se nos dice que en un solo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo Cuerpo. Esto equivale a ser puestos en Cristo. Además, a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Esto significa que todos fuimos puestos en una posición de beber. Ser puestos en Cristo es una cosa, y otra que se nos dé a beber de Cristo. El principal propósito no es simplemente ser puestos en Cristo, sino permitir que Cristo se forje cada vez más en nuestro ser. Lo que comemos y bebemos es asimilado en nuestro ser y llega a ser algo orgánico que es parte de nuestra constitución intrínseca. Con el tiempo, lo que bebemos llega a ser lo que nosotros somos. Así que ser puestos en Cristo es ser puestos en una posición donde Cristo puede forjarse en nosotros día a día. Estar matriculado en la escuela dura al menos un semestre, pero permitir que la escuela trabaje en usted es un asunto diario. Ser puestos en Cristo es algo que ocurre una vez para siempre, y esto fue efectuado por medio del bautismo. Ahora hemos sido puestos en una posición en la cual Cristo puede forjarse en nuestro ser.
Cristo está forjándose en nuestro ser, y lo está haciendo al morar en nosotros. En un sentido Él está en nosotros, y en otro sentido está entrando más en nosotros. Él está añadiéndose a nosotros cada vez más. Hoy quizás tengamos un poco de Cristo, pero al cabo de dos meses probablemente tengamos más de Él. Día tras día Él está añadiéndose a nosotros y multiplicándose en nuestro interior. Es por eso que sentimos paz e intranquilidad al mismo tiempo. Experimentamos una verdadera paz gracias al Cristo que mora en nosotros, ¡pero al mismo tiempo no tenemos paz porque Él nos incomoda continuamente! Si nada nos molestara ni nos perturbara, no experimentaríamos ningún crecimiento. ¡Alabado sea el Señor porque todos fuimos bautizados en Cristo y nos hemos revestido de Cristo! Ahora estamos en Cristo. Ésta es nuestra posición y la base sobre la cual nos mantenemos. Cristo es ahora Aquel que mora en nuestro interior y continuamente se forja en nosotros.
(Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, El, capítulo 15, por Witness Lee)