EL DIOS TRIUNO
En este capítulo necesitamos ver otro punto que se abarca en estos dos libros: el asunto del Dios Triuno. Hay sesenta y seis libros en la Biblia, pero ninguno de ellos nos habla tan claramente del Dios Triuno como Mateo y Juan. En el último capítulo de Mateo, se revela que el Dios Triuno es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (28:19).
En el texto hebreo vemos que en Génesis 1:1, la palabra Dios, que es el sujeto de la frase, está en número plural. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Pero la palabra creó, que es el predicado de la frase, está en singular. Esto es muy significativo; el sujeto está en plural, pero el predicado está en singular. En el primer versículo de la Biblia, se nos revela el Dios Triuno de manera secreta. No es tan claro a menos que uno conozca los números en el lenguaje hebreo.
Luego en Génesis 1:26 Dios usa la forma hagamos y el posesivo nuestra, que denotan un sujeto plural, para referirse a Sí mismo: “Dijo Dios: Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza”. Esto causa un gran problema, pues ¿es Dios singular o plural? Si decimos que Dios es singular, ¿por qué usa el pronombre plural con respecto a Sí mismo? Y si decimos que es plural, eso sería la herejía más grande, pues sabemos que no tenemos tres dioses, sino un solo Dios. Sin embargo, ¿cómo podemos entender estos versículos? Es muy difícil entender este asunto completamente. En cierto modo, el Dios Triuno es uno de los misterios más grandes del universo.
De Génesis 1 proseguimos a Génesis 3. Después de la caída del hombre, Dios nuevamente usa el pronombre plural nosotros para referirse a Sí mismo. “Dijo Jehová Dios: He aquí, el hombre ha llegado a ser como uno de Nosotros, conocedor del bien y del mal” (v. 22).
En Génesis 11 los hombres se habían vuelto tan rebeldes contra Dios que edificaron la torre de Babel y la ciudad de Babel. Entonces Dios dijo: “Vamos, descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda las palabras del otro” (v. 7). Nuevamente vemos que Dios usa las formas verbales plurales descendamos y confundamos para referirse a Sí mismo.
(Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, El, capítulo 8, por Witness Lee)