Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, El, por Witness Lee

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EN EL PRINCIPIO

Las Escrituras son la exhalación de Dios. Además, debemos comprender que no sólo la manera en que fueron escritas las Escrituras es la exhalación de Dios, sino también el orden en que aparecen los libros. Es muy significativo que Mateo venga primero y que por último esté Juan. Cada libro de las Escrituras empieza de una manera particular. Por ejemplo, Génesis comienza diciendo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Sin embargo, Mateo empieza de una manera diferente: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham” (1:1). Por su parte, Juan empieza diciendo: “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios” (1:1). Mateo dice que Jesús era el hijo de David y el hijo de Abraham; es decir, Él era hijo de seres humanos. Pero Juan nos dice que Jesucristo era Aquel que era desde el principio. Mateo comienza con Abraham, y luego David, y después Jesucristo, lo cual es fácil de entender. Pero Juan dice: “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”. Mateo nos remite al pasado, mientras que Juan comienza desde el origen. Mateo regresa de Jesús a David y luego a Abraham, mientras que Juan empieza hablándonos del principio.

¿Cuándo fue este principio? A muchos cristianos hoy les gusta estudiar la Biblia, pero ninguno puede decirnos cuándo tuvo inicio este principio. Todos deseamos conocer la Biblia. Yo empecé a estudiarla hace cincuenta años debido a mi amor por el Señor. Una vez mientras leía la Biblia, me encontré con Juan 1:1, que decía: “En el principio era la Palabra”. De inmediato mi mentalidad juvenil trató de entender esto. ¿Qué es el principio? Busqué esto en una concordancia, la cual me remitió a Génesis 1:1. Allí leí: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Aun así, no podía entender. Así que lo mejor es no preocuparnos mucho por tratar de entender; en vez de ello, debemos orar-leer la Palabra de esta manera: “En el principio. Amén, Señor. En el principio era la Palabra. ¡Amén! ¡Oh, Señor Jesús!”. Ésta es la mejor manera de recibir la Palabra de Dios.

Después de tratar de entender el significado del principio, intenté entender qué era la Palabra. Esto fue muy difícil para mí. Además, el versículo decía que la Palabra estaba con Dios. Así que enseguida entendí. Había dos, la Palabra y Dios. Pero después de esto continuaba diciendo que la Palabra era Dios. Entonces me pregunté: ¿es uno solo o son dos?

(Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, El, capítulo 3, por Witness Lee)