UN HOMBRE HECHO SEÑOR
Ahora entendemos el significado de la ascensión de Cristo: ella fue Su investidura oficial. En primer lugar, Él fue hecho el Señor. Como Dios, antes de Su encarnación, el Señor Jesús ya era el Señor; pero después de Su encarnación, este mismo Dios se había hecho hombre. Dios era el Señor, pero el hombre no lo era. Sin embargo, el Señor se hizo hombre, y este hombre fue crucificado, sepultado y resucitó de los muertos. Fue entonces que el hombre Jesús llegó a ser el Señor. Para que Dios sea el Señor, no se requiere ninguna clase de investidura. Pero para que un hombre insignificante procedente de un pueblo humilde de una región menospreciada fuese hecho el Señor, se requería una verdadera ceremonia de investidura. Él no fue hecho el Señor en Su condición de Dios; como Dios Él ya era Señor. Ahora este hombre de Nazaret fue investido para ser el Señor de todo.
Pedro, en su predicación en el día de Pentecostés, dijo: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hch. 2:36). Pedro no sólo predicó a Cristo como Salvador, sino también como Señor de todo. Antes de la ascensión, él nunca vio que Jesús fuese tan grande. Pero para el tiempo de la ascensión, él comprendió que el hombre Jesús, a quien había estado siguiendo por tres años y medio, ¡había sido investido para ser Señor de todo!
(Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, El, capítulo 9, por Witness Lee)