CÓMO PODEMOS LLEGAR A CONOCER
LOS DIVERSOS ASUNTOS
Al tener contacto con las personas, debemos siempre discernir cada asunto. Ciertamente no podemos interferir en los asuntos que no nos competen, pero nunca debemos ignorar aquellos asuntos que tienen que ver con nosotros. Por consiguiente, debemos aprender a discernir tales asuntos. No obstante, nuestro aprendizaje se dará de una manera gradual y no de forma apresurada.
Al aprender a conocer estos asuntos, hay varios puntos que exigen nuestra atención. Primero, debemos considerar que detrás de cada asunto hay una persona involucrada. Cuando la persona es recta, el asunto también suele ser recto. Por esta razón, debemos saber quién es la fuente de dicho asunto. Necesitamos conocer al iniciador o proponente de tal asunto. Si en la fuente de dicho asunto existe algún problema, de seguro habrá problemas aun si el asunto parece correcto. Siempre es necesario llegar al fondo de cada cuestión.
En segundo lugar, necesitamos conocer el motivo que hay detrás de cada asunto. Una persona podría dar diez mil dólares buscando obtener el reconocimiento de otros. Y otro podría dar diez mil dólares sólo porque otros le criticaron por no dar. El motivo en ambas situaciones es incorrecto. Debemos tener en cuenta el motivo de las personas al hacer algo. Esto no quiere decir que si el motivo es correcto, todo lo demás estará correcto. También necesitamos saber si la naturaleza es la correcta. Por ejemplo, tal vez un hermano que desea algo impropio recibe una ayuda de otro hermano. Aunque la ayuda pueda ser motivada por amor, el objeto mismo que la recibe es impropio.
Tercero, aún si la naturaleza del asunto es correcta, necesitamos saber si la manera en que se hacen las cosas es la correcta. Por ejemplo, un hermano que quiere dar una ofrenda de diez mil dólares podría simplemente traer el dinero y entregárnoslo. En este caso, debemos hacerlo entender que ésa no es la manera correcta. Él debe depositar el dinero en la caja de las ofrendas. Debemos enseñarle a orar a fin de conocer las necesidades de la iglesia. Entonces él entenderá que su ofrenda no es para un individuo o para un propósito en particular. La manera de enseñarle es tener comunión con él. Cuando él acuda al Señor, lo que haga edificará la iglesia. Por una parte, no debemos simplemente pensar que una ofrenda de diez mil dólares es maravillosa; pero por otra, tampoco debemos rechazar a la ligera al que lo ofrece. Debemos aprender cuál es la mejor manera de ocuparnos de este asunto y estar conscientes de los resultados.
Cuarto, debemos saber cuál podría ser el resultado de cada asunto. Tal vez la manera en que se lleve a cabo cierto asunto puede ser apropiada, pero el efecto que éste causa podría no serlo. Si el efecto no parece ser bueno, sería mejor no tocar dicho asunto. Esto es sólo un breve esbozo. La administración de la iglesia, el ministerio de la palabra y la visitación a los santos debe llevarse a cabo de acuerdo con estas consideraciones. Si practicamos esto, será fácil para nosotros aprender a discernir cada asunto. Si discernimos los asuntos de esta manera, edificaremos la iglesia en lugar de dañarla. Así que, necesitamos aprender a discernir la fuente y la naturaleza de cada asunto a fin de encontrar la manera más apropiada de manejar cada situación con miras a la edificación de la iglesia.
Si existe algún problema en la persona que da la ofrenda, debemos ayudarla a resolver el asunto de su persona. Si tiene un motivo erróneo, debemos ayudarle en este respecto. Si el problema reside en la manera en que está llevando a cabo este asunto, o bien en el resultado o el efecto de dicho asunto, no debemos ignorar el problema ni manejarlo a la ligera, pues ello tiene un impacto en la edificación de la iglesia. Debemos ayudar a dicho hermano, corrigiéndolo y enseñándolo de manera apropiada. Esto edificará la iglesia.
Si manejamos los asuntos de manera ligera y descuidada, perderemos la oportunidad de edificar la iglesia. Debemos discernir cada asunto que se nos presenta y aprovechar siempre la oportunidad para edificar y enseñar a aquellos que están involucrados. Hacer esto edificará la iglesia. Si los santos pueden recibir nuestra ayuda en el asunto de las ofrendas materiales, ellos serán edificados genuinamente y serán edificados corporativamente en la iglesia.
En nuestra obra y servicio debemos comprender que ser orgullosos no tiene sentido y que considerarse inferiores a los demás es aún peor. Es inútil pensar que nosotros siempre estamos en lo correcto; asimismo, lo es pensar que siempre estamos equivocados. Ambas actitudes son incorrectas e insensatas. Siempre que venga a nosotros una persona o un asunto, debemos detectar la fuerza y la debilidad de tal persona, y descubrir la fuente y naturaleza de dicho asunto. De este modo, sabremos cómo ayudar a las personas a ser edificadas con otros en la iglesia y cómo manejar los diversos asuntos. Esto es la verdadera edificación.
(
Administración de la iglesia y el ministerio de la palabra, La, capítulo 8, por Witness Lee)