Administración de la iglesia y el ministerio de la palabra, La, por Witness Lee

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EN CUANTO A LA REUNIÓN PARA LEER LA BIBLIA

Algunas localidades están realizando una buena labor en cuanto a la administración de la iglesia y el ministerio de la palabra. No obstante, en términos generales, en todas las iglesias la labor de administrar la iglesia es más deficiente que la del ministerio de la palabra. En cuanto a su función, el ministerio de la palabra es más importante que la administración de la iglesia. Por tanto, en todas las localidades existe una mayor necesidad por el ministerio de la palabra que por la administración de la iglesia.

Los mensajes dados en el día del Señor son de índole común y general. Puesto que no son mensajes que imparten vida, éstos se han vuelto ordinarios, rutinarios e incapaces de producir un impacto. Por consiguiente, las iglesias deben prestar más atención a la palabra que se ministra en todas las reuniones, no sólo en el día del Señor. La palabra ministrada en las demás reuniones a menudo produce un determinado impacto. Por ejemplo, en cierta localidad, la reunión para leer la Biblia se ha estado desarrollando con éxito y se ha convertido en una reunión llena de la presencia del Señor.

Debe haber una persona responsable de la reunión

Toda iglesia local debe esforzarse por infundir en los hermanos y hermanas el deseo de leer la Biblia, de tal manera que ellos amen y disfruten leer la Biblia. Si es posible, cada localidad debe esforzarse por tener una reunión en la cual los hermanos y hermanas leen la Biblia. La reunión para leer la Biblia en la localidad mencionada anteriormente cuenta con una persona responsable de dicha reunión. Por una parte, los que toman la delantera en la iglesia animan a los santos a que lean la Palabra; por otra parte, siempre hay una persona responsable de la reunión, a quien le asignan veinte o treinta minutos para que hable sobre algunos temas relevantes. Los hermanos y hermanas participan en la primera parte de la reunión; y en la segunda parte, el hermano responsable de la reunión desarrolla la porción que ellos han leído. Ésta es una característica de ese tipo de reuniones.

Debe ministrarse el suministro espiritual

Otra característica de esta reunión es que cuando los hermanos y hermanas desarrollan la palabra, el énfasis no recae en una exposición lógica, sino en el suministro espiritual. Si bien los hermanos y hermanas estudian la Palabra, al desarrollarla, no se limitan simplemente a hacer una lectura bíblica; más bien, suministran la vida basándose en la iluminación espiritual que han obtenido de un versículo, de una frase o de un pasaje de la Palabra. En la reunión para leer la Biblia, existe la tentación de requerir que todos los asistentes entiendan y memoricen los bosquejos. No debemos caer en esta tentación, pues si lo hacemos, esto convertirá nuestra reunión en una práctica que trae muerte.

Sin embargo, nuestras reuniones para leer la Biblia de alguna manera ya cayeron en esta tentación. Al ayudar a los hermanos a leer la Palabra, no debemos explicarles las diferentes secciones y sus divisiones, ni debemos tener comunión sobre el bosquejo; más bien, debemos impartirles la luz de la vida y el suministro espiritual. Un hermano que ha sido iluminado y conoce la Palabra deberá dar un resumen durante veinte o treinta minutos. La primera parte de la reunión le da la oportunidad al Espíritu Santo para liberar las riquezas a través de los hermanos y hermanas, dándoles la oportunidad de practicar esta clase de hablar. Pero la reunión para leer la Biblia no sólo depende de este compartir. El hecho de que el compartir de los hermanos sea rico o pobre no afectará la reunión, debido a que lo hablado al final abastece y alimenta a cada uno de los presentes.

Si dependemos solamente de la comunión de los hermanos y hermanas, la reunión tal vez no sea tan prevaleciente y el apetito de los santos por dicha reunión podría decaer. La reunión para leer la Biblia ya no será importante para ellos, y su asistencia disminuirá. Por ejemplo, en Taipéi el número de los que atienden a la reunión para leer la Biblia ha ido decreciendo. Una razón podría ser que el compartir de la Palabra es deficiente. No debemos causar que la gente tase de insignificante la reunión para leer la Biblia. Si la gente asiste a la reunión con un estómago espiritualmente vacío y regresan a su casa tal como vino, ellos sentirán que la reunión para leer la Biblia es una pérdida de tiempo. Ellos vendrán a la reunión con mucha expectación, pero regresarán a casa desanimados.

Además, al compartir y dar el resumen, debemos hacerlo sin depender del bosquejo. Cuando los hermanos y hermanas empiezan a leer la Biblia, podemos ayudarles usando el bosquejo a fin de que entiendan cómo los capítulos están seccionados. Pero a medida que la reunión avanza, no debemos enfocarnos en el bosquejo; de otra manera, nuestra reunión llegará a ser muerta.

(Administración de la iglesia y el ministerio de la palabra, La, capítulo 11, por Witness Lee)