LA EDIFICACIÓN DEL TEMPLO DE DIOS
En el Antiguo Testamento, el templo santo tipifica la morada de Dios, y la ciudad santa tipifica la Nueva Jerusalén. Cuando los hijos de Israel entraron en Canaán, desde su propio punto de vista habían obtenido la bendición de la tierra que fluye leche y miel. Desde la perspectiva de Dios, empero, ellos estaban edificando un templo y una ciudad para Dios (1 R. 8:12-21). Los israelitas consideraban el templo santo y la ciudad santa Jerusalén como su centro. Cuando los hijos de Israel llegaron a Canaán, trabajaron edificando el templo y la ciudad. Todos los tratos que Dios tuvo con Su pueblo en el Antiguo Testamento tenían que ver con el templo y con la ciudad. Es por eso que el salmista frecuentemente mencionaba el templo santo y la ciudad santa. Éste era el asunto principal en la relación entre Dios y Su pueblo.
El enemigo de Dios, Satanás, siempre hizo todo lo posible para dañar la relación que existía entre Dios y Su pueblo, tratando de destruir el templo santo y la ciudad santa. Después que el templo y la ciudad santa fueron destruidos, se llevó a cabo un recobro entre el pueblo de Israel. La edificación necesitaba ser recobrada. El templo santo y la ciudad santa necesitaban ser reedificados. Esto muestra que la edificación del Cuerpo de Cristo consiste, por un lado, en edificar el templo de Dios y, por otro, en edificar la ciudad de Dios. Por una parte, el Cuerpo de Cristo es la casa de Dios, la morada de Dios y el templo de Dios; por otra, el Cuerpo de Cristo es la iglesia y la novia de Cristo. En Apocalipsis 21 vemos una ciudad: la Nueva Jerusalén. Esta ciudad santa es la novia. Por consiguiente, la iglesia guarda estrecha relación con el templo y la ciudad. Edificar la iglesia es edificar el templo de Dios y la ciudad de Dios.
(
Administración de la iglesia y el ministerio de la palabra, La, capítulo 9, por Witness Lee)