Administración de la iglesia y el ministerio de la palabra, La, por Witness Lee

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EL MINISTERIO DE LA PALABRA REQUIERE UNA DEDICACIÓN ABSOLUTA

Por esta razón, aquellos que administran la iglesia y ministran la palabra no pueden ser personas simples. Debemos dedicar todo nuestro ser a lo que estamos haciendo. Esto puede ser comparado a un ingeniero experimentado quien continuamente está considerando el diseño de un edificio. Aun mientras duerme, él está contemplando el diseño. Así que, el hecho de diseñar un proyecto no es algo tan simple. Sin embargo, pareciera que nosotros consideramos que nuestro servicio es algo muy sencillo.

Por ejemplo, los hermanos responsables usualmente llegan a la reunión del partimiento del pan cuando está por comenzar. Ellos no consideran cómo guiar la reunión sino hasta que ésta ya ha comenzado. Es en este momento que ellos empiezan a pensar en escoger un himno, y uno de ellos busca algún himno, hojeando el himnario página por página. Después que entonan el himno, elevan una oración, y luego se continúa con otro himno. Esta situación les da a los santos el sentir de que los hermanos responsables simplemente están buscando que pase el tiempo. Después que el pan y la copa son distribuidos, quizás un hermano se ponga en pie y diga que tiene una comunión que dar; pero debido a que él no invirtió el tiempo necesario para prepararse, nadie entiende lo que él está diciendo.

Aquellos que conducen las reuniones no deben sentirse en paz si no se imparte un suministro apropiado en la reunión del partimiento del pan; ellos incluso no deberían tener paz ni para comer ni para dormir. Antes bien, deberían ocupar todo su tiempo en considerar cómo mejorar la reunión. No debieran poder dormir pacíficamente. Ésta debe ser la actitud apropiada de los hermanos responsables de esta reunión.

Algunos pueden quejarse de que no hay suficiente material para preparar un mensaje. Cuando yo empecé a servir al Señor, realmente no había material. Y no había nadie que me pudiera ayudar. Cuando por primera vez establecimos la reunión para partir el pan, simplemente partíamos el pan; pero mientras yo consideraba este asunto, sentí que debíamos abandonar la manera rutinaria que siguen las denominaciones. Después de mucha consideración recibí luz, y encontramos la manera de avanzar. Yo invertía mucho tiempo buscando e investigando, debido a que no tenía paz. Por ejemplo, consideraba: “¿La reunión de oración debe de llevarse a cabo de esta manera? Cuando los cristianos nos reunimos para orar, ¿es ésta la manera correcta?”. Si nos ponemos a pensar de esta manera, creo que el Señor nos hará saber lo que debemos hacer.

Los hermanos y hermanas necesitan conocer el significado de la oración, acerca de qué debemos orar, y cómo debemos orar en las reuniones. Esto debe llevarse a cabo de acuerdo con la Biblia. Luego necesitamos encontrar algún material para ministrarles a ellos. Si hacemos esto, la reunión de oración cambiará, y el número de los que asisten se incrementará. Cuando vengan a la reunión de oración, los santos la disfrutarán por cuanto reciben la suministración espiritual. Este asunto requiere mucha consideración. Cuanto más nos dediquemos a esto, más vivientes llegarán a ser las reuniones de oración.

(Administración de la iglesia y el ministerio de la palabra, La, capítulo 11, por Witness Lee)