EL LAGO DE FUEGO
Y LA CIUDAD DE AGUA
Al final del libro de Apocalipsis vemos dos consumaciones, una negativa y otra positiva. La consumación negativa es el lago de fuego, y la consumación positiva es la ciudad de agua. Todo lo que las siete lámparas ardientes escudriñan y juzgan acabará en el lago de fuego. Sin embargo, todo lo que se haya infundido en nosotros mediante los siete ojos del Cristo redentor será edificado como parte de la Nueva Jerusalén. El lago de fuego es donde se encuentra todo lo que ha sido juzgado por las siete lámparas de fuego ardiente. Así que, las siete lámparas escudriñan, juzgan y, finalmente, envían todas las cosas negativas al lago de fuego. Por un lado, los siete Espíritus de Dios son las siete lámparas que juzgan y escudriñan; y por otro, ellos son los siete ojos que nos transfunden todo lo que Cristo es, de modo que seamos parte de la ciudad de agua, la consumación positiva. ¡Aleluya, nuestro destino no es el lago de fuego, sino la ciudad de agua!
(Espíritu y el cuerpo, El, capítulo 8, por Witness Lee)