Espíritu y el cuerpo, El, por Witness Lee

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LA NECESIDAD DE CRECER EN VIDA

Sin embargo, aún necesitamos crecer en vida. Después de hablar de tantas cosas en el capítulo 12, el apóstol Pablo nos dice que anhelemos los dones superiores. Luego dice que él nos mostrará un camino más excelente. El camino más excelente para practicar los dones es el camino del amor. El camino del amor es el camino de vida, pues el amor es la expresión de la vida.

Como hemos visto, hablar en lenguas, los milagros y las sanidades pueden llegar a ser cosas de niños. Todo depende con qué medida de crecimiento en vida se practiquen estos dones. Mientras mi nieto me leía Juan 1, él se portaba muy juguetón. Pero yo no lo condené. Al contrario, me sentí contento. Sin embargo, si uno de los ancianos me leyera Juan 1 de una manera igual de juguetona, eso me desagradaría muchísimo. En la vida del Cuerpo, necesitamos el crecimiento en vida, y también ejercer nuestra función conforme al crecimiento de vida. Aunque me gusta ver a los jóvenes ejerciendo su función de manera juguetona en las reuniones, me desagradaría mucho ver a hermanos de más edad ejerciendo su función de la misma manera. Si usted no posee el crecimiento en vida, le será imposible evitar jugar. Debido a que usted está en la edad de jugar con juguetes, no podrá hacer las cosas de otra manera.

Algunas madres ejercen un estricto control sobre sus hijos. El primer año que vine a Los Ángeles observé a algunas madres que traían a sus niños pequeños a las reuniones. Cada vez que los niños daban guerra, las madres los castigaban. En cierto sentido, estoy de acuerdo con esta clase de castigo. Pero, en otro sentido, no estoy de acuerdo porque uno no puede cambiar la edad de un pequeño “monito” por medio del castigo. No importa qué le haga uno a un niño, éste seguirá siendo un “monito”. El “monito” necesita tiempo para crecer. Si usted no permite que un niño pequeño juegue, lo matará. En cambio, las personas que son de mi edad, de más de setenta años, ya no somos tan traviesos. Al contrario, preferimos tener más tiempo para descansar.

De manera que la función está relacionada con la edad. Si no tenemos la edad apropiada, no podremos practicar los dones de la mejor manera, aunque éstos sean los mejores dones. Si no tenemos la edad correcta, será difícil que practiquemos los dones de la manera apropiada. Por lo tanto, todos necesitamos crecer. Le doy gracias al Señor porque en Su recobro Él ha ganado a muchos, especialmente a muchos jóvenes. Siento la carga de decirles a ustedes que necesitan crecer. A menos que crezcan, no podrán practicar los dones de la manera adecuada. Si son infantiles, su práctica será anormal. El camino más excelente para ejercer nuestra función es el camino del crecimiento en vida. Éste es el camino del amor.

No piensen que el amor es algo sencillo. No, a fin de amar, debemos tener una vida madura, normal y debidamente equilibrada. Uno no puede esperar que un niño de cinco años ame de la manera apropiada. Los niños se pelean en un momento dado y un minuto después se aman. Su amor fluctúa. Éste no es el amor que nos exige la Biblia. La Biblia nos exige un amor permanente, un amor duradero, equilibrado, moderado y apropiado. Si queremos tener esta clase de amor, necesitamos el debido crecimiento en vida. Es preciso que veamos cuánto necesitamos crecer en vida por causa de la vida del Cuerpo.

Supongamos que usted me visita en mi casa y únicamente encuentra allí a mi esposa y a varios de mis niños menores de cinco años. ¿Qué clase de familia sería ésa? Sin embargo, si usted visita mi familia, encontrará allí al menos tres generaciones: los abuelos, que son los de más edad; los padres que son de edad mediana; y los niños. Esto es lo que queremos ver en el recobro del Señor. Siempre que nos reunamos, debemos ver a algunos ancianos, a otros de edad mediana, a algunos jóvenes y a algunos niños.

Con este ejemplo deseo recalcarles que necesitan procurar obtener el crecimiento apropiado en vida, la vida que se expresa por medio del amor. El amor apropiado es sustentado por el crecimiento en vida. Eso significa que el amor verdadero se expresa y se mantiene en una condición de madurez. Si en el Cuerpo hay un buen número de santos que son maduros, habrá un amor equilibrado entre nosotros. Si no amamos de la manera apropiada, eso significa que no somos equilibrados y que no hemos alcanzado la debida norma del crecimiento en vida. Pero si hemos alcanzado la edad apropiada, ciertamente se manifestará un amor equilibrado entre nosotros.

(Espíritu y el cuerpo, El, capítulo 17, por Witness Lee)