Espíritu y el cuerpo, El, por Witness Lee

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TENER LA CERTEZA DE HABER SIDO ENVIADOS POR EL SEÑOR

No debemos decir a modo de lema: “Estoy siguiendo el fluir”. El verdadero fluir es el Señor mismo. ¡Cuán errado es iniciar un movimiento! Eso es un insulto al Señor. Esto es una ofensa para Él. Jamás debiera existir un movimiento en el recobro del Señor. Nunca usen la palabra fluir para disfrazar un movimiento. Cuando algunos de ustedes hablan del fluir, en realidad están hablando de un movimiento. Crear un movimiento y luego animar a otros a seguirlo es un terrible error. Una vez más, les digo que tienen que acudir directamente al Señor y orar con respecto a cualquier paso que den en el recobro del Señor. Anhelo poder ver que después de varios meses de oración, espontáneamente, y sin necesidad de sostener discusiones o conferencias, haya un buen número de santos que reciban la carga de ir a la ciudad de Phoenix, y haya otros que vayan a otros lugares. Si los ángeles les preguntan por qué han venido, entonces ustedes podrán contestar: “Ángeles, ¿no saben ustedes que el Señor me envió aquí?”. Ustedes tendrán autoridad. En cambio, si les dicen que cierto hermano los envió, ello no tendrá ningún valor para ellos; no tendrá ningún peso espiritual. Lo que un hombre diga con respecto adónde usted debe ir no significa nada. Usted debe tener la certeza de que el Señor es quien le envía. No debe decir tampoco: “Vine aquí porque estaba siguiendo el fluir”. Tal vez después de un año se arrepienta de haber seguido ese supuesto fluir, porque nunca tuvo la certeza de que provenía del Señor. Debe decir: “Estoy aquí porque el Señor me envió. Él me pidió que viniera a este lugar y aquí quería que estuviera”. Todos debemos tener tal claridad con respecto a la dirección del Señor. Ninguno de nosotros debe dar instrucciones a los demás ni tomar decisiones por ellos.

Ahora es el momento para que nosotros experimentemos un giro genuino delante del Señor. Ustedes tienen que decir: “Señor, no queremos ofenderte ni insultarte. Queremos honrarte esperando en Ti por Tu dirección”. En esto consiste el recobro del Señor, no debemos repetir la triste historia del cristianismo. No reciban órdenes de nadie ni den órdenes a nadie. Acudan al Señor y oren. Ésta es la manera apropiada de proceder.

(Espíritu y el cuerpo, El, capítulo 1, por Witness Lee)