Espíritu y el cuerpo, El, por Witness Lee

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EL PENSAMIENTO PRINCIPAL EN ROMANOS

¿De qué nos habla en realidad el libro de Romanos? Algunos dicen que Romanos es un libro que nos habla acerca de la justificación por la fe. Este entendimiento es muy superficial. Romanos no trata simplemente acerca de la justificación por la fe. El pensamiento principal hallado en el libro de Romanos es el de producir muchos hijos para Dios.

En Romanos, el Hijo unigénito de Dios llegó a ser el Hijo primogénito de Dios. ¿No era Cristo el Hijo de Dios antes de resucitar? Sí, por supuesto que lo era. Entonces, ¿por qué Hechos 13:33 nos dice que Él fue engendrado para ser el Hijo de Dios en Su resurrección? Aunque Cristo era el Hijo de Dios antes de Su encarnación, en Él no había humanidad, sino sólo divinidad. Pero cuando se encarnó, Él introdujo Su naturaleza divina, la divinidad, en la naturaleza humana, la humanidad. Después de la encarnación de Cristo y antes de Su resurrección, había sobre la tierra un hombre que tenía tanto la naturaleza divina como la naturaleza humana. Su naturaleza divina era la naturaleza del Hijo de Dios; pero Su naturaleza humana no era la naturaleza del Hijo de Dios, sino la naturaleza del Hijo del Hombre. Por consiguiente, Él necesitaba resucitar a fin de que Su humanidad pudiera nacer y participar así de la filiación. Antes de Su resurrección, Cristo era el Hijo de Dios según Su naturaleza divina, pero no lo era según Su humanidad. Esta humanidad tenía que nacer de Dios. Por esta razón, Romanos 1:4 dice que Él “fue designado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”. En resurrección, Cristo como la simiente de David fue designado en su condición de hombre para ser Hijo de Dios por el Espíritu de santidad. De esta manera, el Hijo unigénito de Dios llegó a ser el Hijo primogénito de Dios. El Hijo unigénito de Dios sólo poseía divinidad, mas no humanidad. Pero en resurrección, Él llegó a ser el Hijo primogénito de Dios, que poseía tanto divinidad como humanidad. Romanos 8:29 dice: “A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el Primogénito entre muchos hermanos”. Nosotros somos los muchos hermanos del Hijo primogénito, no del Hijo unigénito. Si Cristo aún fuese el Hijo unigénito, no podría tener hermanos. Así que a fin de tener muchos hermanos, Él tenía que llegar a ser el Hijo primogénito.

Muy pocos cristianos saben que Cristo, el Hijo unigénito de Dios, llegó a ser el Hijo primogénito de Dios. Además, muchos no han visto que como el Hijo unigénito de Dios, Él no poseía la naturaleza humana, pero que como el Hijo primogénito de Dios, Él posee tanto la naturaleza divina como la humana. Al creer en Él, nosotros nacimos de nuevo y llegamos a ser Sus hermanos. En el momento en que nacimos de nuevo, recibimos la naturaleza divina. Por lo tanto, Él posee la naturaleza divina y también la naturaleza humana, y nosotros poseemos la naturaleza humana y también la naturaleza divina. De este modo, Él llegó a ser el Hijo primogénito, y nosotros llegamos a ser los muchos hijos que son Sus muchos hermanos.

El libro de Romanos revela que el Hijo unigénito de Dios llegó a ser el Hijo primogénito de Dios a fin de producir muchos hijos para Dios. En el capítulo 8 vemos que el Hijo primogénito de Dios tiene muchos hermanos. Según el capítulo 12, estos muchos hermanos finalmente llegan a ser los miembros del Cuerpo de Cristo. Hoy en día los muchos hijos de Dios son los muchos miembros del Cuerpo de Cristo. Con relación a Cristo, los muchos hijos son los miembros; y con relación a Dios, los muchos miembros son los muchos hijos. Por lo tanto, Romanos no trata simplemente acerca de la justificación por la fe. En última instancia Romanos es un libro que nos habla acerca de los muchos hijos que llegan a ser los muchos miembros de Cristo a fin de que Cristo pueda obtener un Cuerpo. La justificación no es la meta, sino más bien es parte del proceso que conduce a la meta. La intención de Dios no es simplemente justificarlo a usted, sino más bien que usted, al ser justificado, llegue a ser uno de Sus hijos y, en consecuencia, llegue a ser un miembro del Cuerpo de Cristo. Éste es el pensamiento principal hallado en el libro de Romanos.

(Espíritu y el cuerpo, El, capítulo 6, por Witness Lee)