Espíritu y el cuerpo, El, por Witness Lee

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LA TRANSFORMACIÓN: UN CAMBIO METABÓLICO

Cuando la vida nos es impartida, el resultado de ello es la transformación. Esto es semejante a la reacción química que se produce cuando añadimos un elemento a otro elemento. La vida divina que nos fue impartida por medio de la santificación es un elemento químico. Cuando este elemento es impartido en nuestro ser, se produce una reacción, la cual es la transformación. La transformación significa un cambio en nuestra naturaleza, esencia, apariencia, gustos y en todo nuestro ser. La transformación no es un cambio externo, es decir, no consiste en corregir ni modificar; antes bien, consiste íntegramente en un cambio metabólico interno en nuestro ser. En el proceso de metabolismo, una esencia nueva es añadida a fin de reemplazar la esencia vieja, llevársela y producir una nueva situación. Este metabolismo es la transformación que se revela en el Nuevo Testamento (Ro. 12:2; 2 Co. 3:18). La transformación es un metabolismo divino en el que un nuevo elemento se añade al elemento viejo para desecharlo y crear así una nueva situación. Si nuestros ojos fueran abiertos para ver esto, abandonaríamos todas las enseñanzas que recibimos en el pasado, las cuales nos alentaban a enmendarnos y a mejorar nuestra conducta. Estos cambios externos no son cambios metabólicos, pues no son el resultado de que algo nuevo se añada a nuestro ser para desechar lo viejo y crear una nueva situación.

(Espíritu y el cuerpo, El, capítulo 7, por Witness Lee)