CRISTO ES EL ODRE NUEVO
Ahora veamos algo más con respecto a Cristo como odre nuevo. Leamos 1 Corintios 12:12: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también el Cristo”. En este versículo descubrimos que no solamente los miembros en conjunto forman el Cuerpo, sino que este Cuerpo es Cristo mismo. Siempre consideramos a Cristo como Cabeza, pero hemos prestado poca atención al hecho de que Cristo también es el Cuerpo. Prácticamente hablando, ¿cómo puede Cristo ser el Cuerpo? Porque el Cuerpo está compuesto de muchos miembros llenos de Cristo. Cristo está en usted, Cristo está en mí, Cristo está en aquel, Cristo está en cada uno de nosotros: todos nosotros tenemos a Cristo en nuestro interior. En el capítulo uno de Primera de Corintios, Pablo dice que Cristo no está dividido. El Cristo que está en usted es uno con el Cristo que está en mí, y el Cristo que está en nosotros es uno con el Cristo que está en todos los demás creyentes. Por lo tanto, Cristo es el Cuerpo, compuesto de los muchos miembros, quienes están llenos de El. Esto es el odre nuevo. El odre nuevo es simplemente la vida de iglesia, que contiene a Cristo como el vino nuevo.
A veces la gente nos critica porque hablamos demasiado de la iglesia. Sin embargo, no creo que hablemos demasiado de la iglesia. Más bien, pienso que necesitaremos toda la eternidad para agotar este tema. Algunos dicen que, con la iglesia o sin ella, en la iglesia o fuera de ella, como quiera podemos disfrutar a Cristo. Pero dudo que sin la iglesia usted pueda disfrutar plenamente a Cristo. Sin la iglesia, tal vez usted pueda disfrutar a Cristo un poco aquí o allá, pero nunca podrá disfrutarlo plena y continuamente. Si usted no está de acuerdo con esto, apártese de la iglesia durante un mes y observe qué pasará.
Hace muchos años un hermano joven vino a mí y me dijo: “Hermano Lee, no me gusta la vida de iglesia. Mire a estos ancianos, no me agradan. Mire a las hermanas, no me caen bien. Mire a todos estos hermanos y hermanas, tampoco me gustan”. Yo le contesté: “Hermano, a usted no le gustan los ancianos, ni los hermanos, ni las hermanas. Y qué hay de usted?” El dijo: “Tampoco soy tan bueno, pero soy un poco mejor que ellos”. Y añadió: “¿Por qué tengo que asistir a las reuniones de la iglesia? Estoy perdiendo mi tiempo. Sería mejor quedarme en casa, orando y leyendo la Biblia”. Así que le dije: “Bueno, hermano, intente eso durante un tiempo y veremos el resultado”. ¿Sabe usted lo que pasó? Durante las dos primeras semanas él oró y leyó su Biblia, pero después dejó de leer la Biblia, aunque siguió orando un poco. Después de otra semana, dejó de orar. Luego, empezó a ir al cine, y más tarde, cayó en el mundo.
Sin el odre, ¿cómo podrá usted conservar el vino? No piense que usted es el odre individualmente. No, usted sólo forma parte de él. ¿Cómo puede un vaso contener agua si está dividido en pedazos? ¿Cómo podrían los pedazos contener el agua? Es imposible. No piense que usted es una persona tan importante. Usted no es nada; simplemente es un miembro del Cuerpo, sólo una parte minúscula de éste. Sin duda, aun el dedo más pequeño contiene cierta cantidad de sangre, pero este dedo sólo es una pequeña parte del cuerpo entero. Si usted lo separa del cuerpo, inmediatamente se interrumpirá el flujo de sangre hacia el dedo. En lugar de contener la sangre, el dedo la perderá. El día en que usted deje la vida de iglesia, empezará a perder a Cristo, el vino nuevo empezará a agotarse. Compruébelo con su experiencia.
Al declarar esto, no estoy diciendo que cada reunión de la vida de iglesia sea maravillosa. En ocasiones las reuniones no son tan elevadas. Sin embargo, aun las reuniones pobres lo beneficiarán de alguna manera. Si levantamos un vaso hasta el techo o lo ponemos en el suelo, no por eso deja de ser un vaso. Ya sea en una posición alta o baja, sigue siendo un recipiente. El Señor Jesús estará siempre con este vaso: cuando el vaso está elevado, el Señor Jesús también está elevado. Pero cuando las reuniones de la iglesia bajan de nivel, lamento decirlo, el Señor Jesús también baja con ellas. El siempre nos acompaña, porque El está en nosotros. Sólo la vida de iglesia puede contener a este Cristo que disfrutamos. No piense que la iglesia es algo sin importancia.
Tal vez algunos lectores se encuentren en un lugar donde todavía no exista la vida de iglesia. Creo que, basados en su experiencia, confirmarán lo que estoy diciendo, pues su experiencia es que carecen de la iglesia. Simpatizo plenamente con ustedes. Indudablemente la mayoría de ustedes se preocupan mucho por el hecho de que, en su ciudad, no exista aún el recipiente, porque no hay ningún odre en su localidad. Como pueden ver, necesitamos el vino nuevo, pero también necesitamos el odre nuevo.
Debemos entender que el odre no es solamente el recipiente para contener el vino, sino también el medio para beberlo. La mayoría de nosotros podemos testificar que cada vez que venimos a las reuniones de la iglesia, comprobamos que éste es el lugar donde podemos beber a Cristo. Es en ella donde empezamos a beber al Señor como nunca antes. La vida de iglesia no es solamente un recipiente, sino también la vasija en la que podemos beber de Cristo. Alabado sea el Señor que tenemos la vida de iglesia.
La vida de iglesia no somos nosotros, sino el Cristo corporativo. Si venimos a la reunión, pero dejamos a Cristo en casa y llegamos aquí solos, eso no sería la vida de iglesia, sino un tipo de club social. Sin Cristo, nada puede ser la iglesia. En cambio, si usted viene a la reunión trayendo a Cristo y yo también vengo del mismo modo, este Cristo se convierte inmediatamente en el recipiente corporativo, cuyo contenido es El mismo, quien se imparte en nosotros para que lo disfrutemos. La vida de iglesia no es una religión ni un conjunto de enseñanzas, formas y ritos, sino el Cristo que usted y yo expresamos.
(
Cristo es contrario a la religión, capítulo 2, por Witness Lee)