Cristo es contrario a la religión, por Witness Lee

Más extractos de este título...

EL TERCER SABADO

En el Evangelio de Juan, la situación entre Cristo y la religión es casi la misma que en Mateo. Saltemos los primeros cuatro capítulos de Juan y lleguemos al capítulo cinco. Como podrán ver, en él se menciona otro sábado (v. 9), al cual llamaré el tercer sábado. En el primer sábado, Cristo se ocupó de Sí mismo como Cabeza; en el segundo, El se ocupó de los miembros enfermos de Su Cuerpo. Pero ahora llegamos al tercer sábado, y posteriormente veremos un sábado más. Podemos ver que los sábados se repiten. Indudablemente el Señor Jesús hizo algo a propósito para quebrantar el día sábado, el día de reposo. El presente caso relata que el Señor llegó a cierto estanque en Jerusalén, precisamente en este tercer sábado. Una semana consta de siete días; entonces, ¿por qué Jesús fue al estanque el sábado y no en cualquier otro día? El hizo esto a propósito; lo hizo para quebrantar los reglamentos religiosos. La observancia del sábado era la primera regla y la más importante en la religión judía. Para los judíos, aparte de Dios no hay nada más importante que la observancia del sábado. El Señor Jesús parecía decirles: “Ustedes, judíos, le prestan demasiada atención al día sábado, pero Yo, Jesús, estoy haciendo algo a propósito para quebrantarlo”. El Señor Jesús era un verdadero “agitador”.

En ocasiones usted puede tener algo en lo cual quisiera que Jesús no interviniera, pero El lo molesta a usted hoy, mañana y también el día siguiente; El viene una y otra vez a interferir. Usted ya conoce la historia. El Señor Jesús sabe muy bien cómo causarnos “problemas”. Más nos valdría aprender a nunca decirle que no, pues si le decimos que no, seguramente El vendrá hoy y el día siguiente, y volverá el tercero y cuarto día. El vendrá continuamente hasta ganar el caso. Así lo hacía con los judíos, pues iba a ellos una y otra vez en el día sábado.

Si usted fuera judío ciertamente se molestaría. Seguramente ya habría dicho: “¿No le hemos dicho que es ilícito sanar en el día sábado? ¿Por qué insiste en venir precisamente en ese día? ¿Qué le pasa?” Jesús buscaba causarle problemas a la religión. El parecía decir: “Ustedes guardan la religión, pero Yo la quebranto”.

Según se relata en Juan capítulo cinco, aquel sábado en particular no era un sábado común y corriente. Tal vez ese día los judíos estaban celebrando alguna de sus fiestas religiosas. En este pasaje, además de la fiesta se mencionan las mejores cosas de la religión judía, que son: la ciudad santa, Jerusalén; luego, un estanque con cinco pórticos; después, el agua que un ángel del cielo movía ocasionalmente; y finalmente, el sábado. La fiesta alegraba a los judíos y el sábado les proporcionaba descanso. No obstante, ¿cree usted que los incapacitados que se encontraban junto al estanque estaban felices y tenían descanso? Aquí se presenta la mejor religión con sus mejores cosas. Sin embargo, si alguien quería participar de lo bueno de esta religión, debía ser tan fuerte como para ser el primero. Sólo aquel que lograba llegar primero al estanque, podía obtener el beneficio de esa religión.

Entre toda aquella gente imposibilitada, había uno que llevaba treinta y ocho años de estar allí postrado, el mismo tiempo que el pueblo de Israel vagó por el desierto. Dicha religión era buena, la ciudad santa era maravillosa, el estanque era extraordinario y el agua era atrayente, puesto que los ángeles del cielo la agitaban. Pero, ¿de qué le sirve todo eso a alguien que no tiene ninguna fuerza? El enfermo se quejaba, diciendo: “...no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua...” (v. 7). La religión no puede ayudarnos. ¿Por qué? Porque cada persona recibe escasamente para satisfacer sus propias necesidades, y no queda nada para dar a los demás. La religión era buena, pero no para la persona imposibilitada. La religión era buena, pero él no podía participar de ella, pues estaba lisiado, sin fuerza alguna, extremadamente débil. Esa era su condición.

(Cristo es contrario a la religión, capítulo 7, por Witness Lee)