Cristo es contrario a la religión, por Witness Lee

Más extractos de este título...

LA SEGUNDA PREGUNTA

Entonces los fariseos se dieron cuenta que no era tan sencillo vencer al pequeño Jesús; por tanto, pidieron a los herodianos que se unieran a ellos. Los fariseos no eran solamente un partido religioso, sino también un partido patriótico, fiel a la nación judía. Eran patriotas y también religiosos; amaban a su país y anhelaban protegerlo. En aquel tiempo, su nación se encontraba bajo el dominio del Imperio Romano; los fariseos detestaban tal situación. Por otra parte, los herodianos eran los representantes de este dominio imperialista. ¿Cómo podían trabajar juntos estos dos partidos: los fariseos y los herodianos? Podían hacerlo porque tenían un enemigo común. Ellos se unieron con la intención de tender una trampa a Jesús, atraparlo en Sus propias palabras y ponerlo en evidencia. Así que, le preguntaron: “Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito pagar tributo a César, o no?” (22:17). Este tributo era distinto al que se menciona en Mateo 17, pues se pagaba al gobierno romano. En ese tiempo todos los judíos fieles y patrióticos se oponían a dicho impuesto; ellos nunca darían ni un centavo si pudiesen evitarlo. Por lo tanto, pensaron que podían atrapar a Jesús al ponerlo en este dilema. La pregunta que ellos le hicieron fue muy sutil. Si Jesús hubiera contestado que no era lícito pagar tributo a Cesar, los herodianos se habrían echado inmediatamente sobre El, acusándole de oponerse al Imperio Romano. Por otro lado, si hubiera dicho que sí era lícito pagar el tributo romano, el partido patriótico de los judíos habría reaccionado diciendo: “Este hombre está traicionando a nuestro país”. La sutileza de ellos era muy grande.

¿Cree usted que el Señor Jesús no tenía manera de escaparse de esta intriga? ¿Piensa que alguien podía hacerle caer en una trampa? No, aun cuando se juntaran diez partidos contra El, no tendrían éxito. El siempre tiene una salida. ¡Aleluya, El es Jesús! Observe lo que hizo. Lo más sabio fue esto: El no sacó de su bolsillo el dinero del tributo, sino que les dijo: “Mostradme la moneda del tributo”. Y ellos le presentaron un denario (22:19). Ellos traían consigo el dinero del tributo; esto significa que ya habían perdido el caso. Ellos fueron a Jesús para preguntarle si debían pagar tributo a Cesar, pero ellos tenían monedas romanas, y Jesús no las tenía. Así que, perdieron el caso. Ellos tenían las monedas romanas, lo cual quiere decir que las utilizaban; por consiguiente, fueron ellos quienes quedaron en evidencia. ¡Jesús es el Señor! No intenten atraparlo, si tratan, El los atrapará a ustedes.

Entonces El les preguntó: “¿De quién es esta imagen, y la inscripción?” Le dijeron: “De César”. Entonces el Señor Jesús les dijo: “Devolved, pues, a César lo que es de César”. Pero no paró allí. Jesús no dejó ningún terreno para el enemigo. Así que, añadió: “Y a Dios lo que es de Dios” (22:20-21). Al escuchar esto, se maravillaron de Su respuesta, y sus bocas fueron cerradas.

(Cristo es contrario a la religión, capítulo 5, por Witness Lee)