Cristo es contrario a la religión, por Witness Lee

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LOS HERMANOS DEL SEÑOR

Jesús dijo a las mujeres: “Id, dad las nuevas a Mis hermanos” (v. 10). Aquí vemos un nuevo calificativo: “Mis hermanos”. Los religiosos siempre consideran que lo máximo es ser siervos del Señor, o para usar un término más íntimo, “los hijos del Señor”. Pero el Señor mismo se refirió a nosotros llamándonos Sus “hermanos”. Este es un rasgo de la nueva era. Jesús es nuestro Hermano y nosotros somos Sus hermanos. Aquel día los discípulos iban al encuentro de Su Hermano. En cierto sentido, no iban al encuentro de Su Señor o de su Amo, sino de su propio Hermano. ¿Alguna vez han alabado al Señor de esta manera? ¿Han dicho alguna vez: “Señor, cuánto te alabamos por ser nuestro Hermano”? Temo que si alabaran al Señor de esta manera en cualquier servicio cristiano hoy en día, los religiosos rápidamente los callarían y los calificarían de irreverentes. ¡Aleluya, Jesús nos llamó Sus hermanos! El tiene la vida del Padre y nosotros también. Ya no somos solamente Sus discípulos y sus siervos, sino Sus propios hermanos. Lo que El es, nosotros somos, y lo que nosotros somos, El es. El es el Hijo de Dios, y nosotros también somos los hijos de Dios. El es nuestro Hermano, y nosotros también somos Sus hermanos. Asistimos a la reunión de los hermanos. ¡Qué maravilloso!

(Cristo es contrario a la religión, capítulo 6, por Witness Lee)