CRISTO RESTAURA LA MANO SECA DE UN HOMBRE
¿Se da cuenta usted que Cristo es incompatible con la religión? Pues sepa que aquello fue sólo el primer sábado. Después de eso, vemos otro sábado en el capítulo doce. Después del primer sábado, el Señor Jesús entró en la sinagoga el día de reposo, y se encontraba allí un hombre que tenía una mano seca. Entonces los religiosos aprovecharon la oportunidad para tentar nuevamente al Señor Jesús, y le preguntaron: “¿Es lícito sanar en sábado?” (v. 10). Aquí vemos el caso de un hombre que tenía la mano seca; no es el caso de un hombre completo, sino el caso de una mano, de un miembro del cuerpo. Esto es muy significativo. En el primer sábado, el Señor Jesús se ocupó de Sí mismo como Cabeza del Cuerpo. Ahora, en el segundo sábado, El debía cuidar de Sus miembros. Aquí vemos una mano seca, un miembro seco, casi muerto. El Señor contestó a los fariseos: “¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cae en un hoyo en sábado, no le echa mano y la levanta? Pues ¡cuánto más vale un hombre que una oveja!" (12:11-12). En otras palabras El dijo: “¿Entonces que hay de malo si sano a este miembro seco?” La mano es un miembro del cuerpo, y la oveja es un miembro del rebaño. ¿Puede ver esto? Ese sábado el Señor indicó que El haría todo lo necesario para sanar a Sus miembros, para rescatar a Sus ovejas caídas. Sea sábado o no, el Señor está interesado en sanar a los miembros muertos de Su Cuerpo. Al Señor no le importan los reglamentos; a Sus ojos el rescate de Sus ovejas caídas tiene primordial importancia. El primer sábado aprendimos la lección siguiente: Cristo, la Cabeza, lo es todo; El es David, es mayor que el templo, y es Señor del sábado. Pero el segundo sábado nos enseña otra lección: el Señor Jesús se interesa por Sus miembros secos, Sus ovejas caídas. Esto es muy significativo.
Hoy el cristianismo se preocupa por los reglamentos, pero no se interesa por Cristo, la Cabeza. Los cristianos de hoy se preocupan más por sus formalidades, doctrinas y normas que por los miembros secos del Cuerpo de Cristo; no se preocupan por las ovejas del rebaño.
A principios del año 1968 sucedió en Los Angeles que el Señor nos guió a ser sepultados [bautizados]. Esto aconteció durante la conferencia de año nuevo. Yo no tenía ninguna intención de alentar a la gente a ser sepultada. Sin embargo, al final de una reunión, alguien dijo: “Quiero ser sepultado”. Entonces otros le siguieron, hasta que muchos hermanos y hermanas fueron sepultados. Todos fueron conmovidos profundamente por este hecho, y testificaban que estaban sepultando su vejez, y de esta manera fueron avivados. Yo quedé muy sorprendido por este deseo de ser sepultados. Inicialmente tuve la intención de decir una palabra para detener lo que estaba sucediendo, pero el Espíritu dentro de mí me lo impidió. ¿Quién era yo para detener algo que venía del Espíritu Santo? Así que, no dije ni una sola palabra hasta el tercer día, cuando predije que ciertamente los religiosos iban a empezar a criticar a la iglesia en Los Angeles por este hecho. Las críticas llegaron a los diez días. Ellos decían: “Hay una herejía en Los Angeles”. “Muchos creyentes que se habían bautizado correctamente, ahora se están bautizando de nuevo. Argumentaban diciendo: ¿Cual es la base bíblica que justifica el segundo bautismo de un creyente que ya fue bautizado correctamente?” No me gusta discutir, pero quiero decirles que numerosas “manos” secas fueron sanadas. Esto no sucedió únicamente en Los Angeles; pues después de eso, en varios lugares, muchos “muertos” fueron avivados por medio de esta especie de entierro voluntario. ¿Qué podemos decir a esto? Nada.
¡Cuán pobre es el cristianismo! Allí no se preocupan si usted está seco o viviente; lo único que les interesa es que cumpla con sus reglamentos. Si usted guarda el “sábado” todo estará bien, aunque tenga una mano seca; eso no les interesa en absoluto. ¿Pero dónde está el descanso? El descanso no existe para el hombre de la mano seca. Lo que el Señor Jesús estaba diciendo en realidad era lo siguiente: “No me interesa el sábado; sólo me interesan Mis miembros, Mis ovejas caídas”. Los religiosos decían: “Miren, nosotros somos tan correctos, tan bíblicos, tan ordenados”. Pero el Señor Jesús daba a entender: “No importa nada de eso. Lo único que me interesa es sanar a Mis miembros y rescatar a Mis ovejas”. Al Señor no le preocupan los reglamentos religiosos. ¿Qué significa observar el sábado? No significa nada. No obstante, sanar una mano seca es algo muy importante. Sacar del hoyo a la oveja caída es lo más importante. Si tantos centenares de personas fueron avivadas al ser “sepultadas”, ¿qué podemos argumentar contra eso?
Algunos opinan que nuestras reuniones son demasiado ruidosas, y no toleran nuestros gritos y alabanzas. Pero mire el fruto. Hoy en día, si usted va a las iglesias cristianas de Estados Unidos los domingos por la mañana, difícilmente encontrará personas menores de treinta años de edad. La mayoría allí son personas mayores. En cambio, entre nosotros la mayoría tiene menos de treinta años. ¡Hay tantos jóvenes que se han entregado al recobro del Señor! Lo único que les interesa es Cristo como Cabeza y la iglesia con todos los miembros como el Cuerpo. Por tanto, ¿qué dice usted? ¡Oh, sepulte la vieja religión muerta! Ha permanecido en ella durante años como un miembro seco.
El Señor no se molesta si la gente es ruidosa. En varias ocasiones el libro de los Salmos dice: “¡Aclamad a Dios con alegría! (66:1; 81:1; 95:1, 2; 98:4, 6; 100:1). Dios es Dios de vivos, y no de muertos. Los vivos deben ser ruidosos; sólo los muertos guardan silencio quietamente. No es necesario ordenarles a los muertos que se queden tranquilos; ellos están muy tranquilos porque están muertos. Esta no es la era de las formalidades, ni es la era de la religión. Más bien, es la era del Cristo vivo y de los miembros vivientes; no del Cristo que imparte enseñanzas y doctrinas, sino del Cristo que da vida, del Cristo que es el Espíritu vivificante. Miren a todos estos jóvenes entregados a Cristo y a la iglesia. Ellos incendiarán a todo el país con el fuego del Señor.
El Señor no se preocupa sólo por Sí mismo como Cabeza, sino también se interesa por Sus miembros. El sanará a los miembros secos y rescatará a las ovejas caídas. El edificará una iglesia viviente y no una iglesia formal. Aleluya, los discípulos hambrientos quedaron saciados, el hombre de la mano seca halló descanso y la oveja que había caído en el hoyo fue rescatada. “Venid a Mí todos los que trabajáis arduamente y estáis cargados, y Yo os haré descansar”. Esto significa, por el lado negativo, que El quitará todos los reglamentos, y por el lado positivo, que El nos alimentará, sanará, rescatará y nos dará descanso. El es el único medio para obtener descanso. El descanso no se halla en algo religioso; la religión sólo pone cargas sobre nosotros. Cristo es nuestro verdadero descanso; Su yugo es fácil y Su carga ligera. ¿Por qué decimos esto? Porque éste es un asunto de vida. Todo lo que concierne a la vida es agradable y fácil de llevar.
(
Cristo es contrario a la religión, capítulo 3, por Witness Lee)