Cristo es contrario a la religión, por Witness Lee

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EL VINO NUEVO

Si yo fuese el hijo pródigo, estaría un poco preocupado aun después de tener el mejor vestido. Diría: “Oh padre, el mejor vestido te satisface a ti, pero no me satisface a mí; pues aún tengo hambre. Ahora mi condición exterior concuerda con la tuya, está bien para ti, pero yo sigo con hambre. Decidí volver a ti, no por el mejor vestido, sino para obtener un mejor alimento. Cuando estaba en tierras lejanas, no tenía ni siquiera los desperdicios que comían los cerdos; así que decidí regresar a tu casa, no para recibir este vestido, sino algo de comer. Este vestido te satisface a ti, padre, pero yo también quiero ser satisfecho”. En seguida el padre mandó al siervo que matara al becerro gordo y dijo: “¡comamos y regocijémonos!” La provisión del padre no incluye sólo un aspecto exterior, sino también uno interior.

Por lo tanto, después de mencionar el vestido nuevo, el Señor habló del vino nuevo. El vino nuevo no satisface una necesidad exterior, sino una interior. No sólo tenemos una necesidad exterior, también tenemos una interior; necesitamos algo que nos cubra, pero también algo que nos llene. Somos tan pobres exteriormente y estamos tan vacíos interiormente. Necesitamos el vestido por causa del Padre, pero necesitamos el vino nuevo por nuestro propio bien. No requerimos solamente el vestido nuevo, sino también el vino nuevo.

En una fiesta de bodas, el vino es lo más esencial. Por supuesto, cuando vamos a una boda, nos ponemos un vestido nuevo que concuerde con la ocasión. Sin embargo, no asistimos sólo para sentarnos y contemplar el evento. No vengo solamente para mirar su vestido y que usted vea el mío, sin tener nada para comer y beber. Tampoco venimos para mostrar nuestros buenos modales. ¿De qué nos sirven los buenos modales en la mesa si no hay nada qué comer? Alabado sea el Señor, efectivamente tenemos buenos modales en cuanto a la comida, pero necesitamos también que haya una mesa rica, y el Señor la ha provisto. El propio Señor es nuestro vestido nuevo, y El es también el vino nuevo. ¿Se da cuenta de esto? El es nuestra cubierta por fuera y nuestro contenido por dentro. El no sólo nos hace aptos, sino que además nos satisface. El es nuestra aprobación y satisfacción; El es la provisión para nuestra necesidad exterior y también el suministro que satisface nuestra hambre y sed interiores.

Si el Señor no representara tanto para nosotros, ¿cómo podríamos ser los compañeros del novio, los huéspedes en la fiesta de bodas, las vírgenes que salen al encuentro del Novio, y la novia misma? Si hemos de disfrutar a Cristo en estos cuatro aspectos, ciertamente necesitamos algo exterior que nos haga aptos y algo interior que nos satisfaga. El Señor Jesús no es únicamente el Novio, sino también el vestido nuevo que nos hace aptos y el vino nuevo que nos satisface. Efectivamente, tenemos algo que nos cubre y satisface. Podemos saltar y gritar: “¡Aleluya!” Pero no piense que eso es todo, pues hay más.

(Cristo es contrario a la religión, capítulo 2, por Witness Lee)