Cristo es contrario a la religión, por Witness Lee

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SIN PROGRAMA

Si usted fuera Jesús y supiera que iba a morir y a resucitar de entre los muertos, ciertamente habría dado muchas instrucciones a sus discípulos. Tal vez les habría dicho: “Pedro, Juan, Jacobo y el resto de ustedes, vengan aquí y permítanme darles un programa. Primero voy a morir; después, resucitaré de los muertos al tercer día; posteriormente, todos ustedes deben encontrarse conmigo en cierto lugar, donde haré ciertas señales; en cuarto lugar, todos deben ir a otros lugares, donde sucederán otras cosas; en quinto y sexto lugar, etc. etc. y así hasta el punto número veinticuatro”. Si ustedes estuvieran en lugar de Jesús, ciertamente planearían todo detalladamente con los discípulos. Este es nuestro concepto natural, nuestra mentalidad religiosa. Pero al leer los últimos dos capítulos de Juan no vemos nada parecido a esto; el Señor Jesús nunca dio ninguna instrucción ni dejó programa alguno. Desde nuestra perspectiva natural, todo parece confuso. Todo sucedió como por accidente. Sin embargo, ¡alabado sea el Señor! aunque no se había planeado nada, ni se hizo ningún arreglo o cita, los discípulos tenían al Cristo resucitado, al Señor vivo. Este Cristo, como lo subraya el relato en estos capítulos, venía a Sus discípulos en cualquier lugar y en cualquier momento. Simplemente se aparecía. El llegaba de una manera totalmente distinta de la religión actual. Nunca convocó una reunión formal; no hubo ninguna reunión de ese tipo. Si Pedro hubiera convocado una reunión urgente con todos los discípulos para discutir muchos asuntos con Jesús, esa acción habría correspondido con nuestro concepto. No obstante, Jesús nunca se reunió de esta manera con Sus discípulos.

(Cristo es contrario a la religión, capítulo 9, por Witness Lee)