Cristo es contrario a la religión, por Witness Lee

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CUATRO CLASES DE CRISTIANOS

A raíz de estos cuatro elementos nuevos han surgido cuatro clases de personas cristianas. Los cristianos del primer tipo aparentemente son cristianos, pero en realidad no lo son. Ellos sólo toman a Cristo como el paño nuevo, pero no creen en la crucifixión del Señor ni en Su redención. Tales personas aprecian únicamente el tiempo en que el Señor estuvo en esta tierra. Ellos dicen: “Miren cómo vivía Cristo: El rebosaba de amor y se sacrificaba por los demás. Debemos imitarlo y seguir Sus pisadas”. Hacer eso es cortar un pedazo de paño nuevo para remendar un vestido viejo. Tales personas son llamados modernistas. Ellos niegan que Cristo es Dios; tampoco creen que El murió por nuestros pecados en la cruz. Dicen que Cristo murió como un mártir, y no por nuestra redención; aseguran que El murió sólo para dejarnos un ejemplo. Ellos afirman que para remendar nuestras deficiencias, debemos imitar ciertos aspectos del Señor. Esta es su enseñanza y su práctica.

Existe otra clase de cristianos, un poco mejores, que podemos llamar los fundamentalistas. Ellos sí creen que Cristo es Dios, que El es nuestro Redentor quien murió en la cruz por nuestros pecados y resucitó. Ellos toman a Cristo, no como un pedazo de paño nuevo, sino como el vestido nuevo. Han sido realmente redimidos, son cristianos genuinos; pero sólo creen que Cristo obtuvo la redención, que ahora son salvos y que algún día irán a los cielos.

Existe otro tercer grupo en un nivel aún más elevado. Estos creyentes han visto que su necesidad no consiste sólo en ser redimidos por Cristo, sino también en experimentar Su vida divina. Ellos han visto algo acerca de la vida interior; así que, toman a Cristo no solamente como el vestido nuevo, sino también como el vino nuevo. Los podríamos llamar “cristianos de la vida interior”. Son mucho mejores que los cristianos de los dos grupos anteriores. Incluso podríamos decir que son los mejores: no son modernistas, y están en un nivel más elevado que los fundamentalistas. Podríamos afirmar que son gente espiritual. Pero lamento decir que, por muy buenos que sean, algo les falta. Me refiero al odre, a la vida de iglesia.

En estos días el Señor está recobrando más que el vestido nuevo, ya que El recobró esto cuando Martín Lutero defendió la justificación por fe. Hoy nuestro Señor tampoco está recobrando la vida interior, puesto que El recobró esto por medio de Madame Guyón, Andrew Murray y Jessie Penn Lewis, entre otros. Le damos gracias al Señor por todos estos recobros que El ha efectuado. No obstante, al final de esta era, el Señor está recobrando el asunto final: “la vida de iglesia”. Podríamos llamar a este último grupo: la gente de la iglesia. ¡Alabado sea el Señor!

¿Ha observado usted que en las iglesias locales, entre la gente de iglesia, ya ha sido recobrado el vestido nuevo, al igual que el vino nuevo y el odre nuevo? No creo que los amigos que nos critican por hablar tanto de la iglesia sean justos, porque también hablamos mucho del vestido nuevo, y aún más de la vida interior. Consideren nuestros escritos: rebosan de mensajes acerca de la vida interior. Pero no nos hemos detenido allí; pues también hemos abarcado la vida de iglesia. Si usted lee todos los libros y artículos que hemos publicado, descubrirá que no nos ocupamos del paño nuevo, pues eso es algo ya concluido. Pero sí tenemos el vestido nuevo, el vino nuevo y el odre nuevo. Tenemos a Cristo como nuestra justicia, como nuestro vivir y también como nuestra vida corporativa de iglesia. ¿Se detuvo el Señor en el vestido nuevo? ¡No! ¿Sólo llegó hasta el vino nuevo? ¡Tampoco! El prosiguió y pasó del Novio al paño nuevo, del paño nuevo al vestido nuevo, del vestido nuevo al vino nuevo y del vino nuevo al odre nuevo. ¿Hay algo más? ¡No! Después del odre, después de la iglesia, no existe nada más. La iglesia es la meta final de Dios. Cuando llegamos a la iglesia, estamos en la consumación final del propósito de Dios. Por lo tanto, después del odre, el Señor no mencionó nada más.

¡Alabado sea el Señor! Tenemos al Novio, tenemos el paño nuevo con el cual se ha elaborado el vestido nuevo, tenemos el vestido nuevo, tenemos el vino nuevo y tenemos también el odre nuevo. De modo que, no sólo somos plenamente aptos y estamos totalmente satisfechos, sino que también estamos ubicados en la posición apropiada para disfrutar a nuestro Novio. Si hemos experimentado todas estas cosas, no nos falta nada. Es maravilloso tener al Novio abrigándonos como vestido nuevo, y tenerlo en nuestro interior como vino nuevo. Este vino nuevo se encuentra en la vida de iglesia, es decir, en el nuevo odre. Por consiguiente, día tras día disfrutamos plenamente a nuestro Señor, nuestro Novio.

¿Es esto una religión? ¡No! ¿Es esto cristianismo? ¡No! ¿Es esto un nuevo tipo de secta? ¡No! Entonces, ¿qué es? Es la vida de iglesia. ¡Aleluya! ¡Es maravilloso tener la vida de iglesia y estar en ella!

(Cristo es contrario a la religión, capítulo 2, por Witness Lee)