Cristo es contrario a la religión, por Witness Lee

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LAS REUNIONES EN RESURRECCION

Observe ahora lo que el Señor dijo a María: “Ve a Mis hermanos, y diles: Subo a Mi Padre y a vuestro Padre, a Mi Dios y a vuestro Dios” (20:17). El Señor no habló mucho con ella ni le dio un mensaje largo. No hubo absolutamente nada religioso en ese encuentro. Supongamos que nosotros fuésemos Jesús, probablemente diríamos: “María, inclinemos nuestra cabeza y oremos. Luego entonemos un himno y leamos el salmo 16, donde te mostraré cómo debía resucitar de entre los muertos”. Después diríamos: “María, ahora que lo sabes todo, ve y dilo a Mis discípulos. Yo permaneceré contigo; oraré por ti; Dios sea contigo”. Pero Jesús nunca hizo semejante cosa. El dijo una o dos frases, y eso fue todo. No hubo oración, cántico, lectura bíblica, mensaje ni promesa alguna de que la acompañaría. Eso fue todo lo que sucedió ese día temprano por la mañana.

Entonces, por la noche de aquel día, los discípulos estaban en una condición extremadamente confusa. Algunos, al igual que María, habían visto al Señor después de Su resurrección y dieron las nuevas a los otros. Otros vieron al Señor durante el día, camino a Emaús. Todos los discípulos se reunieron sin saber adónde ir ni qué esperar. De repente, el Señor Jesús se apareció allí. Todas las puertas estaban cerradas, pero Jesús se apareció inesperadamente. No había nada formal ni religioso, nada arreglado, nada programado. Simplemente Jesús llegó y se paró en medio de ellos, diciendo: “Paz a vosotros”. No oraron, no cantaron, no leyeron la Biblia; El no dijo: “Dios les bendiga, Yo estoy con vosotros”; no hubo nada de eso. Sólo dijo: “Paz a vosotros”. Después de decir esto, El hizo algo que a nuestra mente natural le parecería insensato: El sopló en ellos. Jesús sopló en ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo [el Aliento Santo, griego.]” (v. 22). Luego, después de soplar en ellos, les dijo que les confería autoridad para perdonar y retener los pecados de las personas. Eso fue todo. ¡No hubo nada más! ¿Qué es esto? Ciertamente, nada religioso. No hay ningún relato que diga que Jesús se fue. El evangelio narra solamente que Jesús llegó cuando las puertas estaban cerradas, pero no menciona su partida.

Más adelante, leemos que después de ocho días, los discípulos estaban otra vez reunidos, y que Jesús se puso en medio de ellos (v. 26). El Señor volvió a ellos numerosas veces. La Biblia narra Su venida, pero nunca menciona Su partida. ¡Esto es maravilloso! ¿Qué significa todo esto? En cierto sentido, hubo una reunión, pero nunca una despedida. Nadie dijo: “Quedamos despedidos”. Sólo leemos algo acerca de la venida del Señor, pero no de Su partida. Creo que el Señor nos está revelando algo totalmente diferente de lo que el cristianismo actual enseña.

¿No cree usted que Juan capítulo veinte describe verdaderas reuniones en aquellas dos noches? Sin duda, los discípulos se reunieron con el Jesús resucitado. Pero allí no hubo oración, ni cantos o himnos; no se leyó la Biblia; no hubo un mensaje ni despedida. Sólo se narra la llegada de Jesús, pero no Su partida. Vemos el comienzo, mas no el final. ¡Aleluya!

(Cristo es contrario a la religión, capítulo 9, por Witness Lee)