Lecciones acerca de la oración, por Witness Lee

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I. LA POSICIÓN DE LA MENTE

Todos sabemos que el hombre creado consiste de tres partes: espíritu, alma y cuerpo. El alma es el punto medio entre el espíritu y el cuerpo. El alma es nuestra personalidad, nuestro ego. Dentro del alma, la parte principal es la mente. La parte emotiva y la voluntad están subordinadas a la mente. Las salidas y entradas del hombre dependen de la mente. Su salida equivale a su expresión, y su entrada equivale a su recepción. Ya sea que expresemos lo que está dentro de nosotros o que recibamos lo que viene del exterior, estas dos actividades deben pasar por la mente. Así que, la mente no sólo ocupa la posición principal en el alma, sino que además es una parte muy importante de todo nuestro ser.

Los cristianos utilizan la palabra “mente” como un término específico en relación con la verdad bíblica. Al hablar de la mente, los incrédulos se refieren a ella como el cerebro o el psique. El término cerebro se utiliza en relación con la entidad física, y el término psique se utiliza en relación con la entidad psicológica. La educación del mundo contempla educar al cerebro humano o psique. Toda clase de conocimiento, ya sea la ciencia, la filosofía, los ismos, o cualquier teoría, tiene que ver con el cerebro humano o/y psique. Según el sistema educativo actual, uno necesita por lo menos veinte años de enseñanza convencional para obtener una licenciatura. Se requieren veinte años de entrenamiento para desarrollar cabalmente el cerebro humano a fin de que sea útil para la vida humana. Por esto podemos ver cuán importante es la posición que ocupa la mente en el hombre.

Si la mente requiere ser educada para nuestro vivir humano, cuánto más necesita nuestra mente ser adiestrada para nuestra oración. A menos que nuestra mente haya sido educada, no puede recibir ni liberar la carga de la oración. Si alguien desea recibir o liberar una carga en la oración, necesita tener una mente funcional. Aunque la oración se origina en nuestro espíritu, tiene que pasar por la mente. Si la mente no es adecuada, habrá un problema con la oración. Por tanto, para ser hombres de oración, es imprescindible que prestemos atención al ejercicio de nuestra mente.

(Lecciones acerca de la oración, capítulo 6, por Witness Lee)