Lecciones acerca de la oración, por Witness Lee

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V. LA QUIETUD DE LA MENTE

Una persona que sabe orar, generalmente puede descansar su mente. No sólo es capaz de concentrarse, sino también puede aquietar sus pensamientos. Es como el símbolo de pausa en la música. Cuando un pianista llega a este símbolo, hace una pausa y después continúa. También es similar a la expresión selah hallada en el libro de Salmos, que señala un período de silencio. A veces nuestras oraciones ante Dios necesitan detenerse. Debemos adiestrar y controlar nuestra mente hasta el grado que podamos pensar, hacer una pausa, concentrarnos y obedecer a voluntad. Así, podemos ser hombres de oración.

La quietud de la mente no es solamente una pausa en las actividades de la mente, sino también un descanso de la mente. Una persona que nunca deja de pensar, usa su mente en exceso y experimentará mucha dificultad en la oración, porque su mente no puede estar quieta. Muchas veces no podemos orar al irnos a dormir por la noche. Esto también se debe a que nuestra mente casi no ha parado durante todo el día, y está agotada. Nuestro espíritu desea orar, pero la mente está cansada y no puede ser utilizada. Esto es muy perjudicial a la oración. Así que, para poder orar, es necesario aquietar la mente frecuentemente. No sólo necesitamos evitar los pensamientos insensatos y las imaginaciones vanas, sino incluso algunas veces necesitamos detener el uso apropiado de la mente. Siempre guarden una parte de su capacidad mental para la oración. Si la mente no se controla adecuadamente, tendremos problemas en la oración.

(Lecciones acerca de la oración, capítulo 6, por Witness Lee)