IV. LA POSICIÓN DE LA ORACIÓN
La posición que corresponde a la oración es la ascensión. Nosotros únicamente podemos orar en la esfera celestial. Cada vez que nos salgamos de la esfera celestial, perderemos la posición de la oración. Quizás ore, pero esa oración no tendrá ningún valor ante Dios.
Puedo darles varios ejemplos simples pero verdaderos. Cuando yo era niño, estudié en una escuela cristiana. Eso fue durante la primera guerra mundial. Escuché a unas personas que eran muy listas preguntarle al pastor: “Hay cristianos en Alemania, y también hay cristianos en Gran Bretaña, sin embargo los dos países son enemigos implacables. Oímos que los cristianos en Alemania están orando por la victoria de Alemania, y que los cristianos en Gran Bretaña están orando por la victoria de Gran Bretaña. ¿Podría decirnos por favor de quién será la oración que conteste Dios?”. Hoy, hermanos y hermanas, quisiera hacerles la misma pregunta. ¿Cómo responderían? Si recuerdo correctamente, el pastor respondió sabiamente, diciendo, “Dios no es tonto, y siendo un Dios justo, Él no va a contestar una oración injusta de manera imprudente”. Él no dijo que Dios iba a contestar las oraciones de los británicos ni que Dios iba a contestar las oraciones de los alemanes. Él simplemente dio una respuesta ambigua y descartó la pregunta.
Más adelante, después de ser salvo, esta pregunta frecuentemente venía a mi memoria. Gradualmente llegué a tener claridad en cuanto a ella. Dios no escucharía a los cristianos en Alemania, ni en Gran Bretaña, pues oraban en la posición que correspondía a sus países respectivos. Ni Gran Bretaña ni Alemania es la posición de la oración. Las oraciones de cualquier persona que ora sobre la posición de Gran Bretaña o de Alemania nunca serán contestadas por Dios. Sólo existe una posición para la oración —ésta es la posición celestial. Usted debe orar en la esfera celestial.
Permítanme darles otro ejemplo. Supongamos que hay una pareja que siempre se está peleando. Ambos son salvos, pero sus personalidades son muy incompatibles. Un día el marido ora pidiéndole al Señor que trate con su esposa, y la esposa también ora implorándole al Señor que trate con su marido. ¿De quién será la oración que conteste Dios? No piensen que estoy inventando esta historia. Es un caso verdadero. Una esposa, limpiándose las lágrimas, ora a Dios: “Oh Dios, Tú eres un Dios justo. Tú eres omnisciente y conoces las injusticias que he sufrido. Concédeme la justicia”. Ustedes escuchan a la esposa orar así en una habitación, y al ir a otra habitación escuchan al marido orar la misma oración pero desde su punto de vista. Hermanos y hermanas, ¿de quién será la oración que conteste Dios? ¡De ninguno, porque ambos han caído del cielo a la tierra! Puesto que han perdido la posición que corresponde a la oración, Dios no puede contestar sus oraciones.
De nuevo, supongamos que dos colaboradores sirven juntos pero que no se pueden llevar bien. Uno de ellos ora: “Señor, esto es realmente difícil para mí. La condición de mi hermano es tal que, a menos que Tú trates con él, ya no podré soportarlo”. El otro también ora: “Señor, esto es realmente difícil. Ven por favor e interviene”. Permítanme preguntarles, hermanos y hermanas, ¿de qué lado estará Dios? Recuerden por favor, aquí no existe ninguna posición que corresponda a la oración, porque ellos no oran en los cielos, sino completamente sobre la tierra.
Algunos pueden incluso orar por la iglesia en su localidad o por el evangelio allí. Estas cosas son muy buenas en sí mismas; pero aún debemos preguntarnos, ¿están orando en la esfera celestial o en la tierra? Hay muchos que oran por tales cosas en la tierra, y no en la esfera celestial.
Quizás algunos hermanos oren por sus proyectos, y algunas hermanas oren por el negocio de su marido; sin embargo, al orar ellos están en la tierra, y no en la esfera celestial. Algunas veces usted nota que hay problemas entre los hermanos y hermanas, y tiene la intención de orar por ellos. Sin embargo, antes de orar usted se da cuenta que ha sido afectado por el problema de ellos y que está inquieto por dentro. Usted no se halla en la esfera celestial, sino en la tierra.
Por tanto, en cuanto a la oración, primero necesitamos solucionar el asunto de la posición. Si permanecemos sobre la tierra, no tendremos ninguna manera de orar, porque la posición de la oración no está sobre la tierra. Sin tener la posición correspondiente, uno no puede realizar una tarea en particular. Muchas veces las personas preguntan: “¿Por qué Dios no contestó nuestras oraciones?”. Hermanos y hermanas, probablemente se debe a que han perdido su posición en la oración. Puede ser que aún se sienten un poco enojados o perturbados, lo que causa que aboguen por sí mismos y que pidan a Dios clamando por venganza y justificación. Esto prueba que han dejado la esfera celestial.
El Nuevo Testamento dice que los hijos de Dios sólo debemos bendecir y no maldecir. Si por mucho que las personas nos molesten y nos persigan, podemos aún bendecirlos, esto comprobará que estamos en la esfera celestial. Cuando Esteban estaba siendo martirizado y apedreado por los hombres, ¡él aún pudo pedirle a Dios que los perdonara! Su rostro se asemejaba al de un ángel; él estaba en la esfera de los cielos. Si vivimos en la esfera celestial, podemos amar a nuestros enemigos. No importa cuántos problemas nos ocasionen, aún les seguiremos amando. Si un cristiano odia a sus enemigos y vocifera maldiciones cuando es maltratado o perseguido, seguramente es un hombre terrenal.
Hermanos y hermanas, tal vez tengan el deseo de orar por la iglesia en su localidad o por su propia obra evangélica. Estos temas de oración son muy buenos, pero si Dios no ha tratado con ustedes, todavía pensarán que la iglesia y la obra son “suyas”. Lo que desean es que aquí “su” iglesia prospere y que aumente en número para que “su” obra aquí sea fructífera. Esto también comprueba que no están en la esfera celestial, sino que han caído a la tierra. Si desean orar por estos asuntos, primero deben entrar en la posición celestial. No solamente en cuanto a estos asuntos, sino aun cuando se enferman o enfrentan problemas en su hogar y en su vivir diario, primero deben entrar en la esfera celestial cuando vayan a orar.
La posición que corresponde a la oración es exclusivamente una posición celestial. No es posible guardar ni un poco de envidia, rencor u enojo hacia los demás. Una vez que estas cosas estén presentes en sus oraciones, inmediatamente ustedes se saldrán de la esfera celestial. No estarán quemando el incienso en el Lugar Santo. Puede ser que estén quemando incienso en la calle, y estén completamente sobre la tierra y en el mundo. Por tanto, hemos dicho que pueden hacer y decir las cosas libremente en todo momento y en todas las ocasiones, excepto al orar. La oración no es solamente terreno santo, sino aún más, es una esfera espiritual. La posición de la oración es celestial. Una vez que dejen la esfera celestial, pierden la posición de la oración.
(
Lecciones acerca de la oración, capítulo 17, por Witness Lee)