V. LA RELACIÓN QUE EXISTE ENTRE LA VOLUNTAD
Y EL ESPÍRITU
La función de la mente es entender lo percibido por el espíritu, y la función de la parte emotiva es permitir que el espíritu sea expresado. Pero sin la decisión de la voluntad, aunque la mente entienda algo y la parte emotiva pueda expresarlo, tal comprensión y expresión serían inútiles. Por ejemplo, supongamos que nuestra mente ha entendido que el sentir dentro de nuestro espíritu nos está conduciendo a la oración, y que nuestra parte emotiva puede expresar el sentir del espíritu. Sin embargo, nuestra voluntad no es firme y no toma una decisión. En ese caso simplemente no podremos orar. Pongamos la siguiente ilustración: supongamos que en la mesa del Señor alguien realmente tiene una inspiración. Su mente comprende que la inspiración consiste en una percepción de la gloria del Señor. Su parte emotiva realmente siente la gloria del Señor hasta el grado en que el gozo casi lo hace llorar. Pero en ese momento, él está indeciso y no está dispuesto a orar debido a varias consideraciones. ¿A qué se debe esto? A una deficiencia en la voluntad. La voluntad no está cooperando con el espíritu. Mientras que él está considerando esto y pensando en aquello, otro hermano pide un himno. Después que se canta el himno, él aún está vacilando. Mientras tanto, otro hermano ofrece una oración. Así que su indecisión apaga su inspiración. Después de la reunión, él se va a su casa y pasa una noche agitada. Realmente tenía una inspiración, pero ésta no fue expresada, y no porque su mente no pudiera entenderla; ni porque no contara con la parte emotiva para expresarla. Fue porque simplemente su voluntad no fue lo suficientemente firme para hacerlo. Debido a que su voluntad fue débil y no tomó una decisión, a él le dio vergüenza. Debía haber ejercitado su voluntad para tomar una decisión inmediatamente y haber empezado a orar. Entonces, lo que estaba en su espíritu habría sido liberado. Ésta es la función de la voluntad en su relación con el espíritu.
(Lecciones acerca de la oración, capítulo 8, por Witness Lee)